El director de la Orquesta Filarmónica de Bogotá, David García, habló con EL NUEVO SIGLO sobre las presentaciones que han venido realizando en el marco de las marchas, las protestas y el vandalismo. Sin entrar en el terreno político, García le explicó a este Medio cómo la intención de la Filarmónica es la de mostrar que hay otras formas de protestar, y cómo su único mensaje es que se respeten los derechos humanos de todos los colombianos, sin importar si usan o no un uniforme.
EL NUEVO SIGLO: ¿Cuál es su lectura de los últimos 13 días de marchas y qué objetivo persiguen las presentaciones que han venido haciendo?
DAVID GARCÍA: A todos los miembros de la Filarmónica nos ha afectado muchísimo todos los niveles de enfrentamiento y de violencia que ha habido, como a la mayoría de los colombianos. Tenemos una enorme preocupación por los 47 muertos que ha habido, por los casi 2.000 heridos y alrededor de 500 desaparecidos. Y no solamente nos preocupan las presuntas violaciones a los protestantes sino también, del otro lado, a la Policía.
Miembros de la Policía han sido objeto de violaciones a sus derechos. Los hechos que ocurrieron en Bosa no tienen precedentes y todo esto ha ido creciendo en una preocupante espiral que ahora tiene su ápice en Cali. Estas son cifras muy alarmantes en un país en donde la protesta está protegida constitucionalmente.
Nuestro llamado es a que no haya violencia y a que se respeten los derechos humanos de todos los colombianos, sin importar si usan o no un uniforme. Ese ha sido el sentido del mensaje que hemos tratado de transmitir a través del lenguaje universal y transformador de la música. Así hemos querido aportar a esta situación tan dolorosa que atraviesa el país, para que esto no siga sucediendo, sin que ello implique que se tenga que dejar de protestar.
Además debes tener en cuenta que nosotros tenemos unos antecedentes claros. En las protestas de noviembre del 2019 pudimos ver cómo el arte, desde diferentes expresiones, logró mostrar que desde este ámbito se podía protestar de manera pacífica y muy contundentemente. Ese fue un precedente que no había sucedido en Colombia, que yo recuerde, nunca. Tanto el cacerolazo sinfónico como la gran marcha cultural.
Presentaciones de la última semana
ENS: En la Plaza de Bolívar, ¿por qué decidieron tocar las dos obras 'Soy Colombiano', de Rafael Godoy y la 'Oda a la Alegría', de la Sinfonía No. 9 de Beethoven?
DG: Ambas piezas son icónicas. Soy Colombiano porque es prácticamente un himno en el país y con esa pieza queríamos enviar un mensaje obvio: todos somos colombianos, todos pertenecemos a la misma tierra y todos somos realmente hermanos de sangre y de tierra.
Y el fragmento de la Novena sinfonía de Beethoven simboliza lo mismo pero a un nivel universal y planetario, y así fue concebida por su autor quien, cuando la compuso quería hacer un himno a la igualdad y hermandad de la humanidad. Por ese mensaje común fue que escogimos esas dos piezas.
El miércoles tocamos una pieza que se toca menos, La fanfarria del hombre común, compuesta por Aaron Copland en Estados Unidos, en el marco de la Segunda Guerra Mundial y fue dedicada a todas las personas que han caído en los conflictos armados. Pero también, como lo dice su nombre, está dedicada a todos los ciudadanos.
Esa pieza tiene una peculiaridad y es que cuando fue escrita, su autor se la dedicó al ser humano común y corriente y el autor quiso que fuera tocada el día del impuesto a la renta (por eso se estrenó el 12 de marzo de 1943). Y la escogimos por eso: porque la música, conecta momentos históricos, tiene un significado, habla por sí sola y no se tiene que explicar.
Las manifestaciones continúan
ENS: Para hoy hay una nueva convocatoria de paro. ¿Planean hacer más presentaciones?
DG: El lunes tuvimos una reunión con todo el sector cultural de Bogotá y planeamos que durante los próximos días haremos una acción de pequeñas intervenciones artísticas en diferentes lugares de la ciudad.
Lo que hemos hecho ha sido realizar esos conciertos pero no hemos hecho convocatoria para evitar que la gente, como estamos en pico de pandemia, se congregue. Sería un mensaje contradictorio que, habiendo aumento en los contagios, nosotros llamemos a la gente a un concierto gratuito. Podría llegar mucha gente entonces, lo que hemos hecho es que nos aparecemos de repente y estamos por definir en dónde haremos estas presentaciones.
La idea es continuar haciendo un llamado a la razón. No estamos culpando a nadie, no es nuestro lugar, pero sí queremos que nadie sufra, que nadie sea golpeado, que protestar no signifique que nadie salga herido o muerto. Y creemos que la música es el mejor vehículo para transmitir esa idea.
ENS: En el marco de la violencia que hemos vivido, el papel de la OFB ha sido muy sobresaliente. ¿Harían un llamado a que cesaran todas estas acciones?
DG: Yo no quiero meterme al campo de la política pero sí puedo meterme al campo del respeto a los derechos humanos. Indudablemente parte del respeto a los mismos es que se garantice la libre circulación del personal de la salud y que no haya desabastecimiento. Eso qué significa: que quienes protestan podrían pensar en formas diferentes, encontrar caminos distintos para expresar su voz. No hay un solo camino. Obstaculizar una carretera no es el único camino.
En Estados Unidos el movimiento civil de Martin Luther King mostró que el camino más eficiente para las condiciones de ese país era hacer visibles, ante los ojos de todo el mundo, a los violentos que estaban matando a los afroamericanos. Esa visibilización fue lo más efectivo.
Hay otros ejemplos importantes en la historia: Gandhi hizo la Marcha de la sal, que fue supremamente simbólica y muy poderosa. Eso cambió totalmente a la India e hizo que los ingleses tuvieran que salir de allá. Yo creo que las formas de expresión de la protesta justificada pueden ser muchas y eso también depende de la creatividad de quienes convocan las marchas.
Y la otra cara que nos está diciendo: que el Gobierno tiene que aprender a escuchar porque, en la medida que no lo hace, la gente que está buscando ser escuchada va a hacerse escuchar a como dé lugar.
ENS: ¿La Filarmónica marchó por algún aspecto en particular, alguna solicitud en específico?
DG: La OFB ha hecho estos conciertos haciendo un llamado a la no violencia y al respeto de los derechos humanos de todos los seres humanos. Ese ha sido el punto que hemos querido remarcar. No hay otro.
ENS: Pero además del respeto a los derechos humanos, si pudieran sumarse con una solicitud específica, ¿cuál sería? ¿por qué marcharían?
DG: Pues a nosotros nos preocupa muchísimo la situación de todos los artistas en el país. Hoy hablé con uno de los músicos de la Filarmónica de Cali, y además de los últimos días de protestas, ellos vienen de una crisis financiera muy severa. En Bogotá hicimos todos los esfuerzos por mitigar el golpe que han sufrido todos los artistas a través de la creación de una serie de estímulos, pero la situación cultural es muy grave.
Entre la OFB, la Secretaría de Cultura, Idartes etc., hicimos una colecta en la que reunimos $12.000 millones y lanzamos unas convocatorias a manera de estímulos y becas, muchas de ellas aún abiertas, pero sabemos que eso no soluciona el problema. Hay músicos que desde hace mucho tiempo no reciben dinero y ese es un problema no solo de Colombia sino del mundo. Tal vez marcharía por eso.