En una apuesta por luchar contra los gases tóxicos de los automóviles, este lunes entró en funcionamiento un impuesto para los vehículos más antiguos, que son los que generan una mayor carga de contaminación en Londres.
El impuesto T-10, de diez libras esterlinas (unos USD 13), se cobrará en adición a otro ya existente de 11,50 libras, un recargo que se cobra desde el 2003 por conducir en el centro de la ciudad.
La tarifa entró en vigencia el mismo día de la conferencia C40, que se realiza en París, donde 90 de las ciudades más grandes intentarán establecer esfuerzos conjuntos para enfrentar los problemas generados por el cambio climático a nivel mundial.
“El día de hoy marca un hito con la presentación del impuesto T-10 para impulsar a los motorizados a desechar los vehículos contaminantes y dañinos”, dijo el alcalde de Londres, Sadiq Khan, a través de un comunicado.
“Actualmente, Londres posee los estándares más severos contra los vehículos más viejos y contaminantes, que deberán pagar hasta £21,50 por día para poder manejar en el centro de la ciudad. Es hora de levantarse y unirse en la batalla de limpiar el aire tóxico que nos vemos forzados a respirar”, dijo Khan.
La calidad de aire en Londres está muy por encima de los estándares mínimos legales de la Unión Europea, y la ciudad incumplió el límite anual de contaminación del aire solo cinco días después de haber iniciado el 2017.
El impuesto T-10 se produce como preparación a una Zona de Emisión Ultra baja que llegará en septiembre del 2020, de acuerdo con los planes. La zona exigirá que todos los vehículos que transiten por el centro de Londres cumplan con severos estándares de emisión o tendrán que pagar una tarifa.