EL PRESIDENTE ruso, Vladimir Putin, amenazó con desplegar misiles contra las capitales occidentales y prometió mejorar la calidad de vida de los rusos, en un momento en el que su popularidad cae en los sondeos.
Menos de un año después de haber sido reelegido por un cuarto mandato por un número de votos abrumador y sin precedentes en casi 20 años de poder, Putin ve cómo se desploma su índice de popularidad a sus niveles más bajos desde la anexión de Crimea en 2014, debido a la reforma de las pensiones y al alza del IVA el 1 de enero.
En términos de política exterior, Putin advirtió que Rusia iba a desplegar misiles capaces de alcanzar "territorios donde se encuentran los centros de decisión", en respuesta al despliegue por parte de Estados Unidos de nuevos sistemas en Europa.
"Rusia no tiene la intención de ser la primera en desplegar tales misiles en Europa. Si son desplegados y entregados en el continente europeo, esto empeorará gravemente la situación y creará amenazas graves para Rusia", declaró el mandatario en su discurso ante el Parlamento, señalando que algunos misiles podían alcanzar "Moscú en 10-12 minutos".
Esta advertencia tiene lugar después de que Washington suspendiera su participación en el tratado nuclear sobre misiles de alcance intermedio (INF), cerrado en 1987 con la entonces URSS en los últimos años de la Guerra Fría. Como respuesta, Moscú hizo lo mismo.
En su alocución, Putin acusó a Estados Unidos de utilizar "acusaciones imaginarias respecto a Rusia para motivar su salida unilateral del acuerdo", y estimó que Washington tendría que "haber dicho las cosas honestamente".
"Estamos dispuestos a (llevar a cabo) negociaciones sobre el desarme pero no vamos a golpear a una puerta cerrada. Esperaremos que nuestros socios reconozcan la necesidad de un diálogo sobre una base de igualdad", advirtió.
El presidente ruso detalló luego los avances en la creación de la nuevas armas, especialmente los misiles "hipersónicos", presentados de forma exhaustiva el año pasado en este mismo discurso.
La OTAN calificó de "inaceptables" las amenazas de desplegar nuevos misiles capaces de alcanzar los territorios de sus aliados en la alianza, acusando al presidente ruso de "un intento flagrante de desviar la atención de su violación del tratado INF".
Así como el año pasado, Putin usó la alocución para revelar un nuevo arsenal de armas, esta vez advirtió desde el principio que iba a concentrarse en las cuestiones económicas y sociales, especialmente en las familias, el sistema de sanidad y la educación.
"No se tiene que esperar y la situación debe mejorar desde ahora. (...) Desde este año, (los rusos) tienen que notar una mejora", insistió el mandatario.
Habló durante mucho tiempo sobre la situación de las familias, presentadas como el "esqueleto moral" de Rusia, en un contexto en el que el país no logra salir de la crisis demográfica desatada tras la caída de la URSS. "Más niños, menos impuestos", resumió el presidente, prometiendo ayudas para las familias numerosas, sobre todo a partir del tercer hijo.
Aunque Rusia salió de la recesión de 2015-2016, el poder adquisitivo sigue bajando y los ingresos de la población se mantienen muy bajos. Por eso saltó la indignación cuando se anunció la reforma de las pensiones y el alza del IVA de 18% a 20%.
Una encuesta realizada del independiente Centro Levada, publicada en enero, arrojó un índice de aprobación del 64%, el más bajo desde la anexión de Crimea en Moscú hace cinco años, frente al 80% en el momento de su reelección.