NO quiero “una patria grande” en Sudamérica, dijo el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, al asumir la presidencia rotativa del Mercosur, al tiempo que atribuyó la crisis de Venezuela al populismo y la irresponsabilidad de su gobierno.
"No queremos más un país más lo que lamentablemente está pasando en nuestra Venezuela", dijo Bolsonaro en la cumbre en la ciudad argentina de Santa Fe, donde recibió la conducción semestral del bloque que integran Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
"Queremos que cada país sea autónomo, democrático y que cada uno sea grande. Como está diciendo Trump 'queremos una América grande'", afirmó el presidente ultraderechista y catalogado de nostálgico de la dictadura brasileña.
La cumbre del Mercosur trató sobre la situación de Venezuela, apartada del bloque en 2017 por incumplir las normas de respeto a la democracia y los compromisos comerciales asumidos.
Al final del encuentro, los gobernantes suscribieron un comunicado en el que manifestaron su preocupación "por la grave crisis que atraviesa Venezuela, que afecta seriamente la situación humanitaria y de derechos humanos" y pidieron la celebración de "elecciones presidenciales libres, justas y transparentes en el menor tiempo posible".
Bolsonaro, uno de los dirigentes más críticos con el gobierno de Nicolás Maduro, insistió en resaltar que "entre nosotros no hay más espacios para regímenes autoritarios".
"¿Cómo puede un país tan rico como Venezuela llegar al punto que llegó? Se sabe cómo nació: del proyecto de poder de un partido que no tenía límites. Casi hundieron a Brasil en ese populismo", remató.
Salvo Uruguay, los otros tres miembros del Mercosur, así como Chile, que está asociado, condenan al gobierno de Nicolás Maduro y lo consideran una dictadura. Bolivia, que gestiona su ingreso al Mercosur, respalda a Maduro. Su presidente, Evo Morales, participó de la reunión.
Los asistentes a la cumbre afinan su estrategia para poner en marcha su flamante acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y seguir sumando mercados.
La reunión es la primera a la que asiste el presidente derechista de Brasil, Jair Bolsonaro, quien antes de asumir en enero había advertido que se desentendería del bloque si éste no conseguía mejores oportunidades comerciales.
Bolsonaro recibió del presidente argentino Mauricio Macri la conducción semestral del Mercosur, dos semanas después de que alumbró un pacto con Bruselas negociado durante 20 años y que generará un mercado de 780 millones de habitantes.
Bolsonaro y Macri timonean a dos potencias de la producción agrícola, comparten la misma visión promercado y quieren ampliar el horizonte comercial del Mercosur en medio de los vientos proteccionistas liberados por el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
El canciller argentino Jorge Faurie dijo que el acuerdo con la UE le dio más "credibilidad" y "legitimidad" al grupo sudamericano que completan Paraguay y Uruguay.
En la agenda del Mercosur está cerrar el mes próximo el acuerdo con el grupo Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), que forman Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza. Seguirían el año que viene pactos con Canadá y Corea del Sur, dijo Faurie.
Asimismo, Mercosur buscará estrechar su relación con la Alianza del Pacifico que forman Chile, Colombia, México y Perú, países que ya tienen acuerdos bilaterales con la UE.
En el mismo sentido, se instalarán grupos de trabajo para ir delineando "acuerdos marco" con países centroamericanos, dijo el canciller argentino al presentar los asuntos que revisarán los presidentes.