Elección de Procurador: 5 elementos clave | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 19 de Octubre de 2016
Unidad de análisis

Tras confirmarse ayer que será la próxima semana y no a mediados de noviembre la votación en la plenaria del Senado para escoger entre María Mercedes López, Fernando Carrillo y Jorge Perdomo, es claro que la sucesión de Ordóñez dependerá de cómo se muevan las fichas en un escenario muy voluble en donde hay varias coyunturas políticas, partidistas y gubernamentales. Aquí las principales

 

1. MILIMETRÍA PARTIDISTA Y ENTES DE CONTROL: aunque difícilmente los líderes partidistas lo admiten, este es uno de los principales aspectos políticos en juego en la escogencia del nuevo titular del Ministerio Público, que llevaba casi ocho años en cabeza de un conservador como Alejandro Ordóñez. En el ajedrez político se identifica a Néstor Humberto Martínez, fiscal General, como cuota directa de Cambio Radical, al igual que Carlos Negret, el defensor del Pueblo, lo es de La U. La Contraloría, entre tanto, está en cabeza de Edgardo Maya, de extracción liberal pero más cercana al santismo que al gavirismo que, precisamente, perdió el pulso en esa elección en el Congreso. Los conservadores han insistido desde hace muchos meses en la sucesión de Ordóñez e incluso en repetidas ocasiones el tema se trató en las reuniones de la bancada azul con el presidente Santos. En su momento trascendió que el Jefe de Estado, que ternó precisamente a la candidata más cercana al conservatismo (María Mercedes López), habría dicho que se respetaría dicha cuota partidista siempre y cuando el elegido no se convirtiera en un factor de oposición política al Gobierno, como terminó sucediendo con Ordóñez. Pero lo cierto es que La U y los liberales están apostando ahora por tener Procurador y Viceprocurador así como la fortaleza burocrática e influencia política que da el Ministerio Público.

 

2. REFORMA TRIBUTARIA Y MINISTRO CONSERVADOR: tanto en la decisión inicial de aplazar para mediados de noviembre la elección en el Senado del Procurador, como en la anunciada ayer de adelantarla para la próxima semana, el hecho transversal fue el impacto de dicha escogencia en el trámite y aprobación del proyecto de reforma tributaria estructural. En los pasillos políticos se dice que si a los conservadores no les respetan la sucesión en la Procuraduría, podrían oponerse a la columna vertebral del ajuste a los impuestos. Esto sería muy riesgoso, pues en la Casa de Nariño el apoyo azul se da por seguro, sobre todo al ser impulsado el proyecto por su principal cuota política en el Gobierno, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Ese respaldo conservador es más urgente ahora que los liberales llegaron, incluso, a pedir que la reforma no se presentara o que sus alcances sean morigerados, algo imposible dado el hueco fiscal de casi $40 billones de pesos. El Polo, el uribismo y otras bancadas también tienen muchos peros al alcance del apretón tributario, dejando al proyecto con el respaldo -inicial- apenas de La U (Partido de Santos), Cambio Radical (Partido del Vicepresidente) y quizá los conservadores.

3.COSTO POLÍTICO Y GOBIERNO DE SALIDA: sería ingenuo negar que en las bancadas del Senado, sobre todo en los partidos que apoyan al Gobierno, se ha advertido sobre el alto costo político que tendrá el apoyar un apretón de impuestos en un momento tan difícil para la economía de las familias, y cuando la imagen gubernamental y la propia popularidad presidencial se mantienen muy bajas, especialmente por los altibajos políticos y electorales del proceso de paz con las Farc, que incluyen desde el No ganando el plebiscito y el Premio Nobel al Jefe de Estado. Los senadores, sobre todo los de la coalición santista, saben que están a 17 meses largos de los comicios parlamentarios y a 10 del inicio de la campaña en pos de repetir curul. Y saben, igualmente, que más allá de la oposición del Polo, el uribismo se opondrá radicalmente al apretón tributario e insistirá en sus tesis de “gobierno derrochón” y del alto costo económico del acuerdo con las Farc, con el objetivo de seguir ganando terreno político y electoral pensando en las elecciones de Congreso y Presidencia de 2018. Y también saben que Santos ya está de salida y no le importa gastar su restante capital político y electoral, riesgo que muchos parlamentarios -y sus respectivos candidatos o precandidatos presidenciales- no puedenni van a asumir fácilmente.

4. ¿COALICIÓN FISURADA O INEXISTENTE?: si se pregunta en la Casa de Nariño, allí se afirma que la coalición de “Unidad Nacional” (La U, liberales y Cambio Radical) continúa vigente para temas parlamentarios, diferenciándola así de la coalición de “Unidad por la Paz”, que es más amplia al sumar al Polo, Alianza Verde, Opción Ciudadana y la mayoría de la bancada conservadora. La diferencia es que esta última coalición funciona más fuera del Parlamento y para defender exclusivamente la negociación con las Farc. ¿Será determinante la “Unidad Nacional” para la elección del Procurador? En los pasillos del Legislativo se asegura que no y, por el contrario, se prevé una alianza entre La U y liberales para respaldar al exministro Carrillo, frente a una mayoría de la bancada conservadora que apostaría por López (aunque hay siete senadores que respaldarían a Carrillo) y buscaría, también, que Cambio se les una en ese objetivo, confiando para ello en una distensión ya concretada de las relaciones entre Cárdenas y el Vicepresidente. El uribismo no ha tomado partido todavía, primero porque no quiere impactar los apoyos ya logrados por los ternados y, segundo, porque se dice que la bancada está dividida entre Carrillo y López. Las otras bancadas serían determinantes sólo en el caso de bloques muy parejos, pero ello sólo sería posible si los conservadores continúan divididos.

5. ¿GUIÑO O NO DEL PRESIDENTE SANTOS?: es un hecho evidente que, hasta el momento, la Casa de Nariño ha preferido mantenerse al margen de las movidas de los ternados y de los partidos para señalar al sucesor de Ordóñez. Y lo ha hecho por tres razones básicas: primera, la prioridad es, ha sido y será el proceso de paz, sobre todo ahora que quedó en el limbo; segunda, no se quiere alborotar el avispero partidista teniendo en trámite el impopular proyecto de reforma tributaria, que es la segunda prioridad; y tercera, se considera que al dejar a las bancadas definir a voto limpio al titular de la Procuraduría, la Casa de Nariño perderá menos que si tomara partido por alguno de los candidatos, ya sea que este resulte o no elegido. Es más, se dice que el Gobierno creería que ya le cumplió a los conservadores con ternar a una aspirante de procedencia azul, pero no puede hacer nada más. Sin embargo, dado el complicado panorama del proceso de paz y los peros a la tributaria, Santos podría arriesgarse a ‘negociar’ un ‘guiño’ para Procurador siempre y cuando esté amarrado a esas dos prioridades, previo un acuerdo multipartidista.