Timonazo económico | El Nuevo Siglo
Martes, 4 de Junio de 2024

* Un Marco Fiscal de Mediano Plazo realista

* Cuatro claves para reflotar aparato productivo

 

La situación de la economía colombiana es preocupante, no solo por los números negativos en los principales rubros macro y micro del aparato productivo, sino porque las finanzas públicas se encuentran en un escenario crítico que no se vio ni en épocas de pandemia.

En medio de un amplio debate sobre las causas de esta delicada situación, todas las miradas están puestas en la confección del Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP), que es un documento que debe presentar anualmente el Gobierno nacional al país y las Comisiones Económicas del Senado y de la Cámara de Representantes. Debe radicarse antes del 15 de junio de cada vigencia fiscal, conteniendo las proyecciones macroeconómicas y fiscales para la década siguiente. En otras palabras, es una hoja de ruta de corto, mediano y largo plazo que sirve de base para que Banco de la República, sector privado, gremios, Congreso, Comité Autónomo de la Regla Fiscal, firmas calificadoras de riesgo, banca multilateral, inversionistas locales y foráneos… En fin, todos los actores de la economía real sepan las reglas del juego para los siguientes diez años.

Obviamente, para el Ministerio de Hacienda no es nada fácil construir el MFMP en una situación tan compleja como la actual, en donde el Producto Interno Bruto no despega (apenas si creció 0,7 % a marzo), el recaudo tributario retrocedió 10,3 % a abril, el déficit fiscal está por encima del 5,3 %, las tasas por deuda externa continúan creciendo por el clima de incertidumbre reinante y la caja del gobierno se encuentra en rojo. Todo ello agravado por los fallos de la Corte Constitucional que tumbaron elementos vitales de la reforma tributaria de 2022, como el relacionado con la deducibilidad de las regalías o las cuentas alegres que se hicieron en torno a lo que se iba a recaudar con litigios a favor de la Nación. En tanto el desempleo se mantiene en dos dígitos y los sectores llamados a jalonar la reactivación, como industria, comercio, consumo, vivienda, balanza comercial e inversión, siguen mostrando un desempeño muy pobre.

Sin mayor margen de acción y siendo claro que es el responsable de gran parte de la debacle, el Ejecutivo está buscando salidas, entre ordinarias y extraordinarias. Ya presentó al Congreso un proyecto para ampliar el cupo de endeudamiento este año, en tanto que alista otro para reformar la Regla Fiscal.

De igual manera, ha tratado de echarle mano a los recursos de las vigencias futuras presupuestales y hasta habla de una nueva reforma tributaria para bajar la carga impositiva a las empresas y establecer una tasa de inversión forzosa del sector financiero en infraestructura… Incluso, luego de descartar una inviable propuesta de aplazar el pago de la deuda externa de corto plazo, no descarta acudir a un estado de emergencia económica…

Frente a todo lo anterior, siendo claro que es imperativo mantener la economía a flote, ya que como lo hemos reiterado en estas páginas, es el principal patrimonio público del país, es necesario avanzar de manera urgente en cuatro frentes.

En primer lugar, se requiere que el Congreso apruebe el proyecto de ampliación del cupo de endeudamiento, ya que el peor escenario es que el déficit continúe disparando y afecte el cronograma de pagos de los gastos de funcionamiento, servicio de la deuda e inversión, la mayoría inflexibles. Colombia no se puede exponer a un default ni a una paralización del Estado por ausencia de flujo de caja.

Pero esa ampliación del cupo de endeudamiento debe ser complementada por un compromiso real del Gobierno Nacional Central en torno a recortar gasto. Es ineludible hacerlo e incluso ya los expertos de ANIF y Fedesarrollo han puesto sobre la mesa que el apretón debería estar entre 20 o 25 billones de pesos como mínimo. Si la Casa de Nariño no procede en esa dirección, de poco a nada servirá darle mayor margen para adquirir nuevas obligaciones financieras para cubrir el billonario faltante.

En tercer lugar, la formulación del MFMP tiene que llevar a que el Gobierno, con realismo y responsabilidad, por fin dé a conocer el costo que tendrán las reformas: pensional, salud, laboral, educación y otras en trámite. Cuesta entender por qué el Ministerio de Hacienda da tantos bandazos y excusas en este aspecto crucial de perspectiva fiscal de corto y mediano plazos, arriesgándose incluso a que las iniciativas luego se caigan en la Corte Constitucional.

Y finalmente, el Gobierno debe abocar un plan de reactivación económica tangible y viable. De nada servirá todo lo anterior si no fija una política productiva clara, que prenda la industria, comercio, consumo, vivienda, infraestructura, inversión y genere un clima de negocios potable, con seguridad jurídica y horizonte de estabilidad. Una política objetiva y en coordinación con el sector privado. Sin una economía en marcha, apostando por crecimientos más allá del 4 %, la crisis fiscal solo se profundizará día tras día por más que hace dos años se haya aprobado a este Ejecutivo, hoy en rojo, la reforma tributaria más alta de la historia.