Reapertura con Venezuela | El Nuevo Siglo
Lunes, 11 de Octubre de 2021

* Desafíos en zona limítrofe

* Pisando en arenas movedizas

 

La reapertura gradual de la frontera entre Colombia y Venezuela es una muy buena noticia para millones de personas de ambos países. No es secreto que muchas actividades diarias dependen en gran parte del intercambio social y económico a lo largo de los 2.100 kilómetros de zona limítrofe, sobre todo en sus puntos más dinámicos: Norte Santander, La Guajira y Arauca.
Aunque desde febrero de 2019 el régimen Maduro bloqueó los puentes internacionales y otros pasos formales fronterizos, a diario decenas de miles de personas transitan por las trochas ilegales y hay un cuantioso comercio informal de alimentos, víveres, medicinas, gasolina y otras mercancías de contrabando.

De igual manera, una ingente cantidad de venezolanos también huye de la hambruna y la miseria por esos mismos caminos ilegales en busca de un mejor futuro en nuestra nación e incluso otras partes del continente. Si bien Migración Colombia calcula que en nuestro país habría algo más de 1,8 millones de migrantes del país hermano (de los cuales más de 230 mil ya avanzan en la fase dos del Estatuto de Regularización), la cifra real sería mayor por la oleada incuantificable durante el largo bloqueo fronterizo. No en vano se sostiene que hoy Colombia es receptora de la mayor inmigración en el orbe.  

De otra parte, no hay que olvidar que el gobierno Duque reabrió formalmente los pasos limítrofes con Venezuela en junio pasado, una vez bajó la curva epidemiológica del covid-19. Esto porque nuestro país había cerrado el tránsito de personas y mercancías en todas sus fronteras en marzo de 2020, cuando surgió la pandemia. No obstante, en el caso de Venezuela ya se venía permitiendo el paso a pie por razones humanitarias y desde mediados del año el ingreso mediante un sistema de ‘pico y cédula’ en Cúcuta y otros lugares.

La semana pasada el régimen madurista ordenó retirar los contenedores que llevaban más de 30 meses bloqueando los puentes internacionales con nuestro país y finalmente reabrir así la frontera. Como se recuerda, hace tiempo Maduro puso increíblemente los contenedores para bloquear la ayuda humanitaria de la comunidad internacional a comienzos de 2019, la misma que la oposición, en cabeza de Juan Guaidó, quería llevar a varias zonas del país.

Visto todo ello, a hoy no se puede hablar de normalización fronteriza. De un lado, Migración Colombia precisó que la reapertura será gradual, ordenada y sujeta a estrictos procesos en materia de bioseguridad y precauciones de orden público dado el accionar terrorista y narcotraficante de las disidencias de las Farc y el Eln que se refugian en Venezuela. Incluso, se hará una revisión estructural de los puentes debido al largo tiempo que han soportado el peso muerto de los contenedores. Mientras no haya luz verde en materia de ingeniería el tráfico vehicular no podrá reanudarse.

También es claro que la reapertura fronteriza no significa una distensión política entre Bogotá y Caracas. De hecho, el presidente Duque calificó como “canto de sirena” y una trampa la invitación de Maduro a los inversionistas colombianos para que retornen a ese país.

De igual manera, aunque Colombia indicó que está dispuesta a reabrir los servicios consulares -amparada en tratados y convenciones internacionales- ello depende de que el gobierno Maduro garantice la seguridad de nuestro personal diplomático.

A ello se suma que empresas y transportadores colombianos urgen un compromiso de las autoridades del vecino país, no solo para la seguridad de los vehículos, sino también sobre los mecanismos de pago pronto y oportuno de las mercancías. No hay que olvidar que la economía venezolana experimenta una hiperinflación asfixiante y su moneda está absolutamente devaluada.

Asimismo, los gremios del agro en Colombia apoyan la reapertura del comercio fronterizo, pero exigen acuerdos previos en controles fitosanitarios para evitar el ingreso a nuestro país de enfermedades o plagas animales o vegetales.

Al otro lado de frontera también hay incertidumbre. Voceros de la oposición venezolana temen que la reapertura fronteriza sea una ‘jugada’ de Maduro de cara a las próximas elecciones, cuya realización sigue bajo la lupa. Todo depende del avance del diálogo entre las partes en territorio mexicano y de que se logre una veeduría internacional eficaz.

Y como si todo lo anterior fuera poco, las recientes revelaciones periodísticas en torno a que el régimen Maduro adquirió un poderoso arsenal de Irán prendieron las alarmas en Colombia sobre la peligrosa carrera armamentista y las amenazas a nuestra seguridad nacional.

Como se ve, hay medidas importantes para reabrir la frontera más viva y dinámica de Colombia, aunque todo será gradual y cauteloso, puesto que siempre se tiene la sensación, con el régimen madurista, de estar pisando arenas movedizas. Y ese es el problema, donde la desconfianza impera.