* Unidad y acción política de la oposición venezolana
* Lupa mundial a las acciones espurias de la dictadura
En un ejemplo de resiliencia, decisión y valentía, la oposición a la dictadura venezolana volvió a demostrarle a la satrapía y a todo el mundo que su lucha por reinstaurar la democracia, resucitar el Estado de derecho y recuperar la libertad no conoce de obstáculos ni se resigna por las maniobras cobardes, criminales y tramposas del régimen de Nicolás Maduro. Por el contrario, pareciera que entre más es blanco de represión, exilio, persecución política y judicial, así como de encarcelamientos ilegales e incluso de atentados y agresiones violentas, más impulso toma para desafiar a un chavismo que, aunque decadente y desprestigiado, continúa empecinado en aferrarse al poder, sabedor de que una vez fuera todos sus cabecillas, tendrán que responder a la justicia local y la internacional por multiplicidad de delitos, que van desde el robo de decenas de miles de millones de dólares del erario de la otrora potencia petrolera suramericana hasta crímenes de lesa humanidad.
Tras el veto judicial ilegal a la candidatura presidencial de la principal líder de la oposición, María Corina Machado, cuyo triunfo en las urnas era inatajable ante un Maduro desgastado e impopular al extremo, el Consejo Electoral, sin duda uno de los organismos más cooptados por el régimen, también bloqueó la posibilidad de inscribir a una aspirante alternativa como Corina Yoris. Pero la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), que reúne a los diez principales partidos del antichavismo, no se dio por vencida y puso sobre la mesa a última hora, y de manera provisional, el nombre de Edmundo González, un dirigente opositor de bajo perfil, exdiplomático y experimentado en la brega política mas no electoral.
Sin embargo, ante las nuevas maniobras de la dictadura para excluir a sus rivales más fuertes de los comicios presidenciales del próximo 28 de julio, el bloque opositor decidió ratificar la postulación de González, bajo dos condiciones vitales. La primera, el respaldo unánime de todas las colectividades a su aspiración, y la segunda, el compromiso, bajo el firme liderazgo de Machado, de redoblar la campaña proselitista en las grandes ciudades, municipios y todos los rincones de Venezuela para allanar la mayor cantidad de votos y derribar el régimen de una vez por todas. De hecho, las multitudinarias manifestaciones esta semana en distintos estados de la vecina nación bajo el lema “Todo el mundo con Edmundo” dejan ver que, aunque difícil, hay una posibilidad creciente de que la excandidata presidencial pueda endosar gran parte de su apoyo proselitista al sorpresivo e incluso todavía desconocido dirigente, que nunca había aspirado a un cargo de elección popular.
Obviamente no será una tarea fácil. De un lado, es obvio que desde el Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Supremo de Justicia la satrapía buscará atravesarse tanto a González como a los partidos que lo apoyan. De hecho, en días recientes le dio un ‘golpe de estado’ a la cúpula del partido Primero Justicia, acudiendo a la misma táctica antidemocrática aplicada a otras colectividades antichavistas: ilegalizar a sus directivas bajo acusaciones falsas y poner en su reemplazo a ‘títeres’ que neutralicen su acción política.
¿Podrá González, primero, darse a conocer en un lapso corto en cada rincón de Venezuela, y segundo, abanderar masivamente la causa por la libertad y la democracia? ¿Logrará Machado, que sigue al frente de la campaña en plaza pública, convencer a su mayoritario electorado de votar por el nuevo aspirante? ¿Superará la PUD sus pugnas internas y empujará de forma activa la candidatura única? ¿Qué tanto se podrá avanzar en estos escasos tres meses para concretar una veeduría internacional fiable y actuante que evite un cantado intento de fraude electoral del chavismo? ¿Más allá de la reinstauración de las sanciones económicas al petróleo venezolano por parte de Estados Unidos, el resto de la comunidad internacional ejercerá una presión efectiva a Maduro y compañía para que cesen la persecución y las trapisondas a sus rivales en las urnas?... Esas son algunas de las preguntas que persisten en el complicado escenario venezolano.
Por el momento, la consigna, tal cual reza el referido lema de campaña, no debe ser otra que la de “Todo el mundo con Edmundo”. Un triunfo suyo abriría la posibilidad de que la democracia, la institucionalidad, la libertad y la esperanza de salir de la categoría de “Estado fallido” resurjan en Venezuela. La dictadura, es previsible, no se va a rendir fácilmente y es de todos sabido que no teme acudir a cualquier medio ilícito o violento para seguir enquistada en Miraflores. Así las cosas, se acerca en esta atribulada nación la que bien puede considerarse como la más importante y dura de las batallas políticas para acabar con 25 años del oprobioso régimen.