Fútbol ¡bendito fútbol! | El Nuevo Siglo
Martes, 28 de Junio de 2016

·       Gigantesca experiencia universal

·       La derrota de las millonadas 

 

El fútbol es, sin duda, una pasión benevolente. Aún si ella se desborda, como en el caso ilícito de las barras bravas, la inmensa mayoría del mundo ve en un balón disputado por 22 jugadores un gigantesco motivo de alegría y esperanza, sabido de antemano que también puede incurrirse en decepciones y descorazonadas, como todo en la vida.

 

Está ya dicho que el fútbol se ha convertido, de algún modo, en la sublimación de la guerra y si bien incita los nacionalismos, para todos aquellos que no ven el mundo sino bajo la óptica de la trascendencia, también comporta todo aquello digno de la exaltación humana: el pundonor, amor propio, trabajo en equipo, la disciplina y en general las condiciones que implican la sana competencia dentro de unas reglas establecidas, generando la mayor cantidad de emoción posible.

 

No existe hoy en el planeta, por lo demás, un evento tan extendidamente democrático. Desde que la televisión se volvió global, hace unas pocas décadas, es permanente la interconexión humana a través de la pasión por el fútbol, sin distingo ninguno de religión, raza, política o género. De hecho, se está más pendiente de las declaraciones de un futbolista sobresaliente o de la rueda de prensa de un entrenador, que de la retórica política o de los comentarios económicos que casi nunca suelen acertar. Hoy, como nunca, el fútbol vive un apogeo planetario que, desde luego, es la antípoda a otros episodios desgraciados del mundo contemporáneo, como la globalización y el terrorismo. Por eso no es exageración decir, dentro de los límites propios, que el fútbol es el nuevo nombre de la paz como catarsis ecuménica.

 

Es por eso, a su vez, que bien han hecho los Estados Unidos, a partir de su Fiscalía, con el desalojo de la endémica corrupción existente en la FIFA. Una de las principales noticias mundiales sigue siendo ese sometimiento a la justicia a quienes, por todo el orbe, se habían enquistado como alimañas en las federaciones deportivas. Pese a semejantes sanguijuelas, el fútbol, según se ha demostrado tanto en la Copa América como en la Eurocopa, goza de mayor vigor hoy más que nunca y se ha convertido en el espectáculo que ha logrado interpretar, tal vez como ninguno, la emoción humana. Muy seguramente, si Marx estuviera vivo, diría que el fútbol es el nuevo opio del pueblo. Pero también tendría que agregar que jamás como en la actualidad, en todos los estratos, en todas las vertientes, en todos los continentes, el pueblo se había sentido tan alegremente representado.

 

Para los amantes del fútbol, que es la gran mayoría, mucho es lo que ha ocurrido en estos días y que se puede catalogar de verdaderamente histórico. El triunfo de Islandia sobre Inglaterra, el día de ayer, es decir la victoria de un país aislado y pequeñísimo ante una de las grandes potencias de Europa, es la demostración de que con rigor, habilidad y amor por la camiseta todo se puede. Y es el ejemplo a seguir, no sólo en el fútbol, sino en la vida cuando las cosas se toman en serio pero con bonhomía. Fue incluso lo mismo que sucedió recientemente en la Premier League, cuando ganó un equipo desconocido como el Leicester. No son, en efecto, solo los millones de dólares lo que cuenta. Y esa es la primera lección a seguir.

 

Inglaterra, como Argentina, de nuevo perdedora en la Copa América ante  Chile, ha sido notificada irremisiblemente de que el fútbol ya no pertenece a sus inventores y así, desde luego, también en Suramérica. La gigantesca demostración irlandesa y chilena, y la otra enseñanza, es que el fútbol es básicamente una disciplina de conjunto, más allá de los astros. Es lo que debe aprenderse en ambos continentes.

 

Frente a ello nos duele, por supuesto, el caso de Messi. Pero es él, a no dudarlo, patrimonio universal del fútbol y esperamos que no sea el maltrato de parte de la prensa y de exjugadores argentinos el que le retire la camiseta gaucha. Argentina tiene que atemperarse ¡El fútbol cambió!

 

Ciertamente, los fichajes no son lo principal y si tal jugador actúa en el Real Madrid, Barcelona, Juventus, Bayern Múnich y demás. Ese es el fútbol de la plata y el negocio. Hoy, cuando el fútbol ha crecido exponencialmente como exposición atlética, mental, estratégica y técnica, lo que cuenta, en cambio, es saber llevar los colores de cada país, con la emoción y la responsabilidad de una pasión benevolente, cuyo premio no es dinerario, sino el honor y la gloria.