En Colombia la escasez de medicamentos se mantiene y no hay día en que se dejen de escuchar denuncias y hasta ruegos de la ciudadanía en procura de acceder a drogas y otros productos farmacéuticos que son prioritarios para sus tratamientos, calidad de vida e incluso su propia supervivencia.
Lamentablemente esta problemática continúa imbuida en un cruce de acusaciones y réplicas entre instancias gubernamentales, las EPS, la industria sectorial, los gremios de profesionales de la salud, así como las asociaciones de pacientes.
Como se dice popularmente, cada una de esas instancias se ‘tira la pelota’ y culpa a las otras de la escasez de medicamentos. El informe publicado ayer por este Diario pone en evidencia que pese a los varios meses de controversia alrededor de un asunto tan delicado todavía no hay claridad sobre la verdadera génesis de esta problemática y, como es apenas obvio, mientras no se encuentre esa certeza difícilmente las soluciones que se han venido implementando pueden ser los suficientemente eficientes.
Las causas que se alegan son muchas y complejas. Para algunos el lío principal radica en la inestabilidad institucional en el Invima, en donde por más de año y medio no hubo un director en propiedad, lo que impidió tomar decisiones de fondo para superar el ‘cuello de botella’ de autorizaciones de medicamentos y otros trámites que son urgentes para superar el desabastecimiento de determinadas drogas e incluso tecnologías para hacer frente a patologías, algunas de ellas con tasas de incidencia muy altas.
También están los expertos que señalan que, en realidad, las crisis se originan tanto en las políticas aplicadas por el Ministerio en el actual sistema de salud como en la incertidumbre creada por los alcances del polémico proyecto de reforma que está en trámite en el Congreso, hoy al borde del hundimiento en la Comisión Séptima de Senado.
En esta hipótesis se advierte que los proveedores de medicamentos y la industria farmacéutica en general están muy prevenidos ante el riesgo de un colapso financiero de las EPS, así como de la red prestacional, ya sea a corto o mediano plazo.
A las anteriores posibles causas se suman otras relacionadas con una sobredemanda de algunos medicamentos por parte de los pacientes (ahora que quedó atrás la disminución de consultas y tratamientos médicos que produjo la pandémica crisis), tal y como problemas en la cadena de materias primas y abastecimiento mundial de la industria. El pulso entre las drogas de marca y genéricas, sobre todo en momentos de múltiples pleitos por propiedad intelectual y patentes, también se menciona por varios analistas.