* Machado, líder de muchos quilates
* El riesgo de darle aire a la dictadura
“Se le da la mano y se toma el codo”. Así reza uno de los más conocidos refranes que busca alertar sobre aquellas situaciones en que una cesión termina permitiendo un abuso o una postura ventajista de la contraparte. Y eso, precisamente, es lo que muchos sectores temen que pase con la flexibilización de sanciones políticas y económicas de Estados Unidos al régimen dictatorial venezolano.
Como se sabe, a mitad de semana Washington decidió levantar de manera temporal y parcial el embargo al crudo venezolano impuesto desde 2019. A esa medida, que también cobija ventas de gas y oro, se le sumó la conformación de un fondo financiado con recursos oficiales del gobierno venezolano bloqueados años atrás como parte de las sanciones a la administración autoritaria de Nicolás Maduro. Dicho fondo será manejado por la ONU para sufragar programas sociales en el vecino país.
Es evidente que ambas medidas le darán un respiro económico y político a una satrapía chavista que no ha dado mayores muestras de querer fijar una hoja de ruta tangible para el cese de la represión a la oposición, el retorno a los canales democráticos, la realización de comicios presidenciales libres y transparentes, así como la reinstalación de las garantías fundamentales para toda la población. No hay que perder de vista que hace pocas semanas una misión de la ONU reiteró que en ese país se continuaban perpetrando delitos graves y de lesa humanidad desde instancias oficiales.
La flexibilización de las sanciones petroleras y la activación del fondo a cargo de Naciones Unidas se dieron como respuesta a la reanudación de la mesa de negociaciones entre el régimen Maduro y la oposición, días atrás en Barbados. Pese a que las tratativas estaban suspendidas desde noviembre del año pasado en México, en la isla caribeña las partes llegaron rápidamente a un primer acuerdo político que establece, principalmente, que los comicios presidenciales se realizarán en el segundo semestre del próximo año y contarán con observación internacional de la Unión Europea y otras instancias para garantizar su legitimidad.
Aunque, también se estipuló que se respetará el derecho de cada actor para seleccionar su candidato “de manera libre", es claro que este es un enunciado muy gaseoso en donde, como se dijo al comienzo, hay que evitar que Maduro le pueda ‘estar tomando el codo’ a Estados Unidos, la ONU y a la propia oposición. Es decir, que aproveche el ingreso de recursos cuantiosos del petróleo y capitalice políticamente a su favor las inversiones sociales del citado fondo, pero no ceda en ofrecer garantías políticas y electorales reales a sus competidores en el segundo semestre de 2024. Se advierte desde ya que la liberación a ‘cuentagotas’ de presos políticos no puede utilizarse como estrategia para dilatar las medidas de mayor calado.
Es claro que hoy María Corina Machado ganará las elecciones primarias de la oposición, no solo porque las encuestas la muestran con una ventaja superlativa, más aún después del retiro de Henrique Capriles y Freddy Superlano, sino porque a lo largo de una campaña muy complicada y en la que ha estado expuesta a muchos riesgos e intimidaciones, ha demostrado un liderazgo sólido, movilizando apoyos masivos en la plaza pública y consolidándose como una dirigente capaz de unir a todo el antichavismo, de forma tal que no se repita el divisionismo que debilitó progresivamente al hoy exiliado Juan Guaidó.
Machado, al igual que Capriles y Superlano, están inhabilitados para ser elegidos por cuenta de decisiones de entes judiciales claramente cooptados y al servicio del régimen. Es imperativo, entonces, que en la mesa de negociaciones se concrete el levantamiento de esas sanciones espurias y politizadas. De hecho, el propio secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, fue claro en condicionar el mantenimiento en el tiempo del desembargo petrolero parcial al cumplimiento de "compromisos" como la creación de "procesos específicos para la habilitación acelerada" de candidatos. Sin embargo, desde la cúpula del chavismo esa advertencia fue duramente replicada, sembrando así una sombra de duda en torno a si el régimen está dispuesto a dar vía libre a una aspirante que, vista su popularidad, programa político y capacidad de convocatoria, claramente podría derrotar a Maduro en unos comicios libres y transparentes.
Visto lo anterior, nada más peligroso para los venezolanos, que sufren a diario una interminable crisis política, económica, social, humanitaria, institucional, de seguridad y la diáspora forzada de miles de sus nacionales, que darle aire a una dictadura que ya en el pasado ha sabido aprovecharse de los esfuerzos y la buena fe de terceros países e instancias globales. No se puede actuar con ingenuidad. Hacerlo solo condenará a millones de personas a más oscuridad y no futuro.