La economía colombiana comenzó su reactivación a partir del tercer trimestre de 2017, revela un informe preliminar de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, sobre el comportamiento de la región durante el año que terminó hace dos semanas.
Según la CEPAL, algunos indicadores sugieren que en el frente fiscal, este año se alcanzó el resultado estructural definido por la regla fiscal para el Gobierno Central, en tanto que el sector descentralizado redujo su superávit. El déficit de la cuenta corriente disminuyó y las presiones inflacionarias cedieron. En 2018 se espera una recuperación gradual y el PIB crecería un 2,6%.
Para el organismo internacional La actividad económica mantuvo un ritmo lento durante 2017, que prolonga la desaceleración iniciada en 2015.
Además, a comienzos del año los hogares enfrentaron altas tasas de interés y aumentos en los impuestos indirectos, que desaceleraron el consumo privado en el primer semestre.
Aunque permanece en terreno negativo, el avance en el índice de confianza de los consumidores anticipa una mejor evolución del consumo de los hogares en la segunda parte del año.
Después de más de dos semestres de caídas consecutivas, la formación bruta de capital fijo presentó un leve repunte, reflejo del mejor ritmo en obras civiles, inmuebles del sector agropecuario y equipo de transporte. La inversión en construcción y edificaciones, por el contrario, se contrajo. Por su parte, el consumo del Gobierno mantuvo el crecimiento en un 3,5%.
Según CEPAL, el crecimiento estuvo liderado por el sector agropecuario, con un fuerte impulso de la producción de café y otros cultivos, y por los sectores asociados a los servicios sociales, personales y financieros.
En busca de reactivación
El balance presentado ayer en Santiago de Chile por Alicia Bárcena, indica que en 2017 se tomaron medidas para fortalecer los ingresos y mitigar los gastos con el propósito de avanzar en el ajuste de las finanzas públicas.
Los ingresos fiscales del Gobierno Central aumentaron como resultado de la reforma tributaria aprobada a fines de 2016, y los gastos también presentaron un crecimiento, aunque menor.
El Banco de la República fue relajando paulatinamente su postura contractiva al observar las señales de descenso de la inflación durante 2017.
La tasa de intervención disminuyó 300 puntos básicos, del 7,75% en noviembre de 2016 al 4,75% al finalizar noviembre de 2017.
Esto representó un estímulo a la actividad económica, aunque con rezagos. La transmisión de la baja de tasas al crédito ha sido lenta, en particular en la cartera de consumo, cuyas tasas se fijan en horizontes de dos a cinco años.
En concordancia con la desaceleración del consumo y el menor ritmo de inversión, la demanda de crédito perdió dinamismo y a septiembre el indicador de calidad de la cartera presentó un deterioro del 4,5%.
Sector externo
Las cuentas del sector externo continuaron ajustándose en 2017. Según el reporte de la CEPAL, la cuenta corriente de la balanza de pagos registró un menor déficit en el primer semestre, y se continuaría corrigiendo para cerrar el año alrededor del -3,8% del PIB.
En contraste con el año anterior, el repunte de los precios internacionales de los minerales y el petróleo contribuyó a la disminución del déficit en la balanza de bienes por el crecimiento en valor de las ventas externas de combustibles, rubro que realizó el mayor aporte al aumento del 19,5% de las exportaciones entre enero y septiembre.
La tendencia negativa de las importaciones se revirtió, con un crecimiento acumulado a septiembre del 4,4%, principalmente por la entrada de insumos, bienes de capital y equipo de transporte.
Los mayores precios del petróleo también contribuyeron al aumento de los egresos netos de renta factorial, asociados al mayor flujo de repatriación de utilidades a inversionistas extranjeros del sector.
Este incremento en la salida de renta fue compensado con la entrada de remesas, que crecieron un 9,5% en el acumulado hasta septiembre.