Monasita Ri Palengue, la nueva generación de cantaoras palenqueras | El Nuevo Siglo
El grupo se conformó en 2012 por Tyler David Miranda, quien reunió a niñas y jóvenes de la comunidad de San Bacilio de Palenque del corregimiento de Mahates.
Foto cortesía
Domingo, 23 de Mayo de 2021
Redacción Cultura

En medio del creciente olvido de las tradiciones culturales de las comunidades de San Basilio de Palenque por parte de las nuevas generaciones, la agrupación Monasita ri Palengue Kandá alzó su voz este viernes en pro de la conservación de sus saberes ancestrales al son de tambores, tamboras, llamadores y maracas al entonar el Himno Nacional de Colombia en su lenguaje materno.

Una traducción que se interpretó en la celebración no solo del Día Nacional de la Afrocolombianidad y el Mes de la Herencia Africana, sino también en conmemoración a los 170 años de la abolición de la esclavitud en el país, consagrada en la Ley 2ª de 1851, lo cual se gozó al ritmo de las voces de las niñas de la escuela de música y danzas Monasita ri Palengue Kandá, la cual se gestó desde el 2012 en el corregimiento de Mahates.

“Nosotros aportamos a la lengua palenquera con esta traducción del Himno de Colombia para que también las comunidades vean que desde sus idiomas también pueden construir nación. Y con tambores para que sepan la importancia de la resistencia del pueblo negro y todo el apoyo que le damos al territorio nacional para también conmemorar estos 170 años de la abolición de la esclavitud”, le dijo a EL NUEVO SIGLO Tayler David Miranda, director de la agrupación.

El sentir palenquero

La música, como lo explica Tayler, lo es todo para un palenquero. Desde tiempos inmemorables, ha sido la forma de expresión de las comunidades, con la que a través de sus letras, también en lenguaje Ri palenque, plasman su sentir y sus quehaceres.

“La música transmite las vivencias, el sentir del palenquero. Siempre digo que el palenquero desde que nace hasta que muere tiene música inmersa en su cotidianidad, en sus quehaceres diarios. No concibo un palenquero sin la música, ya que hasta en nuestra forma de hablar estamos haciendo música porque hablamos cantado y nos sentimos orgullosos de esto que nos identifica”.

Sin embargo, Tayler veía que este legado ancestral poco a poco se iba perdiendo entre los nuevos intereses de los jóvenes en otros géneros musicales como la champeta o el reguetón. Un comportamiento que lo llevó a idear un espacio donde se preservaran por más generaciones estos saberes.

Así fue como hace nueve años se conformó la Monasita donde Tayler, quien también se dedicaba a ser guía etnoturístico y a estudiar idiomas, organizó encuentros de jóvenes cantaoras con mujeres mayores de la comunidad, quienes enseñaban su legado.

“La Monasita nace porque las jóvenes cantaoras no les interesaba apropiarse de este legado ancestral, estaban pendientes de otros géneros musicales y creían que la música tradicional no era importante para ellas, entonces les mostré que la música tradicional les podía brindar herramientas para poder divulgarla y contarla en otros espacios”, recuerda.


Le puede interesar: Hábitos para proteger sus ojos de las pantallas


Oralidad palenquera en el exterior

La lucha de Tayler y las cantaoras por mantener viva la oralidad palenquera llegó hasta Estados Unidos en 2017, ya que la agrupación junto a la Fundación Changó viajó por primera vez fuera del país para llevar los sonidos de sus regiones de origen y dejar en alto el nombre de Colombia, a través de un intercambio que, entre otros, los llevó a compartir actividades con niños de instituciones educativas y culturales estadounidenses.

Así mismo, los 12 jóvenes músicos que viajaron, tuvieron la oportunidad de pisar por primera vez un estudio de grabación en Bogotá, donde hicieron sonar sus tambores, maracas, marímbulas, cununos y guasas; los mismos que presentaron en el Festival Memphis in May, en el que Colombia fue el país invitado de honor, ese año.

Además de Memphis, Tennessee, los jóvenes músicos también desarrollaron una agenda cultural en Washington D.C., donde participaron en diferentes conciertos, talleres y clases magistrales, conocieron a profundidad la historia del blues y además tuvieron contacto con la improvisación y la herencia musical afroamericana.

“Hemos estado en diferentes espacios del territorio nacional e internacional, mostrando la cultura tradicional y demostrando que a través de ella los jóvenes pueden cambiar su vida. En Estados Unidos tuvimos una experiencia bastante enriquecedora y a pesar de que hablamos distintos idiomas nos dimos cuenta que el idioma universal es el de la música, con el que podemos entendernos”.

“En pie de lucha”

Así, durante su trayectoria estas voces y músicos se han convertido en guardianes de un tesoro cultural colombiano, que cada día se abre campo en las manifestaciones que celebran la idiosincrasia nacional, especialmente en este 2021 que fue declarado como el “Año de la libertad”

“En esta conmemoración damos una mirada a todas esas luchas y esos procesos que venimos gestando en pro de la visualización de las comunidades negras, raizales y palenqueras para que estas no desmallen y sigan en pie de lucha en pro de la salvaguarda de sus tradiciones, manifestaciones y quehaceres diarios. Lo que no es fácil”.

Según Tayler estos esfuerzos que hace la Monasita a través de su música, en la que se puede escuchar desde chalupas, bullerengues, son palenquero, hasta boleros, no han sido fáciles, pues “desde la institucionalidad no hemos sentido un apoyo real para seguir con esta lucha que desde los territorios hemos venido realizando diariamente”.

Aún así, la misión de este gestor y su agrupación seguirá siendo la creación de semilleros culturales para niños y jóvenes de su comunidad “con el acompañamiento de los adultos mayores como los directos transmisores de ese legado ancestral para que sigan formando”.

Para Tayler no hay mejor solución para esta “enfermedad de olvido” que apostarle a la cultura, “a todo el tema de la Economía Naranja sin tantas trabas, que sean realmente los que vienen luchando quienes tengan el espacio de participación y de poder para que las cosas se puedan hacer de buena forma”.