Juan Rulfo, una de las grandes plumas de la generación del 52 | El Nuevo Siglo
Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, su verdadero nombre, nació en Ciudad de México en mayo de 1917 y era reconocido como un individuo introvertido, tímido y enigmático.
Foto Wikipedia
Viernes, 7 de Enero de 2022
Redacción Cultura

Leer cada obra de Juan Rulfo, uno de los escritores latinoamericanos más importantes del siglo XX y un referente de la llamada generación del 52, es un pasaje directo al México del pasado. Una pluma que dejó una huella permanente en la literatura y cuyas obras vuelven a la memoria de sus lectores, a propósito del aniversario de su muerte, que se conmemora esta semana.

Depresión y escritura

Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, su verdadero nombre, nació en Ciudad de México en mayo de 1917. De niño, vivió mucho tiempo en un orfanato, a causa de la muerte de su padre; padeció de depresión durante esta época ya que en sus palabras: ‘‘es un lugar oscuro, de pandillas, lo más parecido a una prisión’’.

En su juventud trabajó por años como clasificador del archivo para la Secretaría de Gobernación. Y hasta mediados de 1940, empezó a dedicar su tiempo en la literatura y escritura; una de sus primeras publicaciones fue el cuento: “Nos han dado la tierra”, el cual vio la luz en 1945. Rulfo empezó su proceso creativo en la escritura con un objetivo muy claro, crear personajes conocidos, imaginar aquellos personajes como él querían que fueran.

El estilo de las obras de Juan Rulfo es una mezcla de realidad y fantasía, en donde se evidencian las diversas tradiciones cristianas e indígenas de mitad del siglo XX en México. En sus libros más destacados predominan las situaciones económicas y sociales de pueblos carentes de oportunidades y atravesados por la guerra y la soledad.

El éxito de “Pedro Páramo”

Cuando Rulfo escribió “El llano en llamas” en 1953, uno de sus primeros éxitos, sintió frustración del oficio del escritor, ya que muchos de los ejemplares fueron regalados, el éxito lo tuvo la historia, pero en ventas no le fue muy bien. Posteriormente, llegaría el reconocimiento mundial, gracias a su obra más recordada: “Pedro Páramo”, publicada en 1955.

Como muchas obras maestras literarias, muchas que se caracterizaron por su realismo mágico, “Pedro Páramo” tuvo varias adaptaciones a la pantalla grande. En 1967, Carlos Velo fue el primero en llevar al cine esta historia de Juan Preciado, quien llega a Comala para buscar a su padre, Pedro Páramo, un heredero del pueblo.

Velo para esta adaptación invitó a Carlos Fernández para interpretar a Juan Preciado y a Pellicer como Susana San Juan, la amante de Juan.

En 1978 volvería esta historia al cine bajo la dirección de José Bolaños y con la actuación esta vez de Manuel Ojeda como Pedro Páramo. Para 1981 Salvador Sánchez decidió llevar los personajes de la novela a la pantalla grande, pero no tuvo el éxito esperado.

Hoy en día este texto sigue inspirando producciones de la pantalla, pues Netflix aseguró el año anterior que estaría trabajando en una cinta sobre esta icónica obra de Juan Rulfo, aunque aún se desconoce la fecha de su estreno en la plataforma.



La Generación de la ruptura

Estas dos últimas obras serían sus únicas novelas, luego de esto abandonó la escritura diciendo: ‘‘Quiero evitar la repetición de evocar la crueldad y el dolor expresados en ‘El llano en llamas’ y ‘Pedro Páramo’’’.

El escritor además formó parte del movimiento “Generación del 52” o la “Generación de la ruptura”, uno de hitos más importantes de la historia mexicana en el que el arte y la cultura cambió de rumbo en sus estilos y pensamientos de cada uno de los escritores, artistas o creadores del sector.

Rulfo se reconocía como un individuo introvertido, tímido y enigmático. Era silencioso, realista, celoso de su intimidad, crítico y creativo. Además de ser un escritor con un gran talento, le encantaba también la fotografía. Luego de su muerte, el 7 de enero de 1986, se encontraron miles de fotografías instantáneas, que luego fueron publicadas en periódicos y clasificadas en libros.

Para recordar

A continuación, la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá, BibloRed, brinda tres recomendados para conocer la obra de Juan Rulfo. Consúltelas en el catálogo de la Red y en la Biblioteca Digital:

“El llano en llamas, Pedro Páramo y otras obras”:

Hace más de cien años nació el más clásico escritor mexicano del siglo XX. Con tal motivo, este volumen reúne 15 contribuciones que cubren las perspectivas críticas más diversas sobre la obra de Juan Rulfo. Así, se abordan algunos de sus cuentos menos estudiados, se proponen lecturas novedosas de otros ya sobradamente conocidos, se dan visiones globales de su escritura y se abren, en suma, nuevos caminos a partir de sugerentes posiciones teóricas.

“El fotógrafo Juan Rulfo” 

“El fotógrafo Juan Rulfo” incluye tanto fotografías del autor como investigaciones y reflexiones teóricas sobre esta vertiente de su creación artística. La obra permite ver por primera vez, en líneas paralelas de textos e imágenes, la carrera del Juan Rulfo fotógrafo, actividad que el escritor dominó por completo y que solo el descuido de quienes se acercaban ocasionalmente a esta vasta producción suya permitía que se considerase como una manifestación secundaria o subordinada a su literatura.

“El llano en llamas” 

En esta edición descansa una gran diversidad de lenguajes, registros y tonos con los que Rulfo aborda la problemática de una violencia multiforme desembozada unas veces, insidiosa otras, hasta tal punto naturalizada que ha dejado de reconocerse como tal. 

Sin embargo, el autor no la “refleja” ni la “denuncia”, ni tampoco la pone en escena: la persigue hasta sus repliegues más recónditos, compenetrándose con el sentir de quienes la ejercen o la padecen, sin alcanzar a reconocerla las más de las veces. O más precisamente: antes que la violencia misma, lo que los cuentos de “El llano en llamas” ponen en escena suele ser ese oscuro y confuso bregar con su impronta en el sentir de quienes se vieron alguna vez envueltos en ella, sin advertir entonces su verdadero rostro.