“Lo que más ha cambiado en mi vida es mi físico: estoy más viejo y más gordo”, dice entre risas Mario Sepúlveda, quien en el 2010 se convirtió en el rostro del drama que vivieron los 33 mineros que quedaron atrapados durante 69 días tras el colapso de la mina de San José, al norte de Chile.
A las 6 de la tarde del 5 de agosto, hace una década, sonaban las sirenas de los municipios norteños de Copiapó, Diego de Almagro, Calderas y Chañaral alertando que se había producido un accidente en la mina. Tuvieron que pasar más de 15 días para obtener la primera prueba de que los mineros seguían con vida.
Ese día se les envió una cámara para que registraran su situación y el primero en mostrar y describir con detalles cómo estaban viviendo bajo tierra fue Sepulveda. “Hasta aquí llegamos nosotros por la rampla y se nos terminó el mundo”, señalaba desde las profundidades, frente a las cámaras, con un talento de showman que lo ha acompañado durante los años que siguieron a la tragedia.
“Siempre pensé que si nos rescataban vivos íbamos a tener una vitrina y supe que la tenía que aprovechar de la mejor manera posible”, cuenta a la Agencia Anadolu.
Sepúlveda se convirtió en el líder de los 33 mineros y en la cara más conocida para los medios de comunicación, gracias a su liderazgo y capacidad para hablar frente a las cámaras, así como de darle ánimo a sus compañeros. Sin embargo, 10 años después, cuenta que la presión mediática y las interacciones con el exterior empezaron a generar roces entre ellos.
“Lo que más recuerdo son los primeros 22 días porque fueron en los que vi lo mejor del ser humano: trabajo en equipo, sencillez, organización. Esos fueron los momentos más hermosos que vivimos allá adentro. Después, con las comunicaciones, las familias echaron a perder todo lo que habíamos construido entre nosotros”, asegura.
Pero, a pesar de las cartas que les llegaban por parte de sus familias, en las que estas les contaban cómo eran vistos desde el exterior y cómo algunos se habían vuelto más conocidos que otros, y también pese a las tensiones propias de la convivencia 720 metros bajo tierra, Sepúlveda logró liderar a sus compañeros y su historia inspiró el personaje de Antonio Banderas en la película ‘Los 33’, que estrenó Hollywood en el 2015.
“Tuve el honor de estar con Antonio Banderas. Se portó muy bien como ser humano y fue muy profesional para hacer el personaje; traté de cooperar para que tuvieran éxito en lo que estaban haciendo”, señala.
Una vida entre cámaras
Desde los recorridos guiando las cámaras en las profundidades de la mina de San José hasta sus charlas motivacionales, pasando por su participación en un reality de supervivencia el año pasado, en el que terminó ganando el premio final, Sepúlveda ha sido el único minero que ha logrado permanecer en el foco de los medios durante los últimos 10 años.
Su constante presencia en programas de televisión y su historia de superación lo llevaron a ganarse el cariño de los chilenos y el apodo de “SúperMario”, también a tener miles de seguidores en redes sociales que observan de cerca sus hazañas, como la construcción de una fundación para niños autistas, el proyecto al que destinó los 150.000 dólares que ganó como finalista del reality “Resistiré”.
“Tengo todas mis energías puestas en el centro de rehabilitación, porque después del accidente mi esposa quedó embarazada y tuvimos a Marito junior, que es autista, y por eso me propuse ayudar a muchos otros niños, porque el tratamiento es complejo y carísimo”, señala