Solo un aislamiento total y obligatorio evitaría que comportamiento folclórico, ligero y aventurero; ponga en alto riesgo el éxito contra el nuevo coronavirus.
El gran rompecabezas no permite encajar piezas con precisión. Una movida aquí implica un desajuste allá.
Poner el 2,8% del PIB nacional al salvamento de la familia, la salud y las empresas, no garantiza ganar la partida.
El juego de cartas podría ameritar una apuesta mayor del PIB, tal vez del 4%, para intentar ganarle la partida al virus en términos de salud y economía.
Aunque el rompecabezas podría ser indescifrable y la torre venirse abajo en caso de un rebrote del virus o un pico muy costoso en vidas; la partida por la salud y la economía, supondría una mayor apuesta. Poner siquiera 500 mil pesos para pago de nómina y otro monto igual para trabajadores independientes que no tienen capital para reiniciar. Por seis meses.
También es vital suspender temporalmente una serie de cargas impositivas que soportan los hoteles.
La DIAN debe ser rapidísima en devolución de impuestos a favor de contribuyentes. Tanto como sí lo hace para recaudar.
A pequeños negocios como peluquerías, zapaterías, misceláneas, cigarrerías, bares y restaurantes, registrados en cámaras de comercio, aplicar rebajas del 50% en tarifas de servicios públicos y pagos diferidos a seis meses a partir de que reabran actividades. Aplazar aún más el pago de impuestos, renta, ICA y predial.
Gobierno está haciendo un esfuerzo, pero tendrá que darse la pela. El costo de la pandemia vale más de lo anunciado. Y requiere menos anuncios, más gestión.
Ir abriendo progresiva y moderadamente la economía, nos expone inevitablemente al acecho del contagio.
Gobiernos y empresas saben que reiniciar actividad productiva implica desafiar el virus.
Colombia ha tenido en general un buen desempeño enfrentando la pandemia.
Lo que no significa que bien hecho sea suficiente.
A partir del próximo lunes habrá una nueva fase del aparato productivo para ir recuperando parte del capital perdido durante el aislamiento.
Pero también viene una nueva prueba para el sistema de salud.
Restablecer comercio e industria implica un duro desafío en el control del virus.
Habilitar el consumo presencial implicará riesgos de contagio por aproximaciones físicas.
Aunque una cosa es reabrir y otra es que el consumidor se anime a salir de compras.
En vitrinas de vehículos que ya abrieron al público se ven más carros que clientes.
El consumo será poco en parte porque hay una gruesa capa de población vulnerable a la que ayuda oficial no asoma. No tienen para aguantar en casa, menos para ir de compras.
Son los mismas personas, pobres y vulnerables, que ponen en peligro la salud al formar aglomeraciones. La ayuda del Gobierno no les llega.
Es el peor de los mundos. Cientos de miles de personas desempleadas, no reciben ingreso por nómina y quienes, por ser propietarios de un pequeño negocio, no registran como pobres y en consecuencia, no reciben ayudas del Gobierno.
Aún no se completa el rompecabezas.