RODRIGO POMBO CAJIAO | El Nuevo Siglo
Jueves, 17 de Julio de 2014

ESQUINA AZUL

Cosas en común

ALGUNA vez leí con apasionamiento el libro “Grandeza”, editado por la Fundación FAES, que trata sobre las semejanzas entre los conservadores W. Churchill y R. Reagan. Al principio de la obra se evidencia lo que para cualquier mortal ilustrado parecía obvio: las diferencias.

Que el uno era un aristócrata, creído, poco carismático, extremadamente erudito, gran lector y premio nobel de literatura, mientras que el otro, el gringo, provenía de clase media, cómico y actor de cine, extremadamente carismático y con una cultura, diríamos, media. Sin embargo, la obra se encarga de comprobar lo contrario y de demostrar que existían muchas más semejanzas que diferencias entre esos dos colosos de la política mundial del siglo XX.

Pues, se me antoja decir, lo suyo pesa sobre el presidente Santos y el ex terrorista Petro. Sus orígenes sociales, educativos, empresariales y políticos son, ciertamente, diferentes pero sus ademanes políticos son, al decir de Chesterton, inimaginablemente iguales y racionales así como detestablemente apasionantes.

Ambos gobiernan al calor de las encuestas así su autoridad sea poca y su legitimidad aparezca inexistente. Ambos tienen un enemigo común: el conservatismo. Ambos crean oportunidades de gloria con los recursos públicos e imagen de progreso con promesas incomprobables.

Si Petro es demagogo, el Dr. Santos es gago y cuasi tartamudo lo que se explica, en ambos casos, por su discurso precoz. De cultura general saben poco, de ideas políticas menos y cuando de  ejecutar acciones de gobierno se trata, a duras penas conocen los términos conceptuales. Pero se empeñan a fondo dentro de la legalidad o ilegalidad para conseguir lo que pretenden.

Son amantes del poder y fervientes detractores de la autoridad. Les gusta la adulación y son extraños a la ecuanimidad, la bondad y la humildad.

Son agentes de cambio aun cuando la trascendencia les es ajena y su gloria depende de un titular de prensa antes que de la positiva transformación social.

Así estamos: al amparo de una desastrosa Alcaldía que pasará a la historia por su incompetencia y arrogancia. Y en las toldas de la nación, se recordará un gobierno oligárquico, distante y medio que se reconocerá por haber mantenido los indicadores en alto por la preservación inercial heredada de ciertas políticas pasadas, lo cual no es poco pero, ciertamente, insuficiente.

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI.