RADAMÉS BARCA | El Nuevo Siglo
Lunes, 17 de Diciembre de 2012

Obra paralizada

 

Como  es de común ocurrencia en obras públicas en el orden nacional, departamental o municipal, que se tardan más de la cuenta en su ejecución, la del Parque de la Independencia en la capital de la República lleva paralizada un año. Grupos cívicos y de empresas exigen que se concluya este proyecto. Con su retraso se están causando inmensos perjuicios a la comunidad. Si se deja pasar el tiempo habrá detrimento patrimonial de la urbe capitalina. Y eso sería absurdo. No se puede permitir sumar más descalabros que lesionan los intereses de la metrópoli bogotana.

En todos los diversos frentes de trabajo que se adelantan tanto en vías urbanas de ciudades como en carreteras podría decirse que no hay uno que no haya encontrado dificultades de distinto orden, como la aparición de dueños de predios que exigen excesivas sumas por la venta, y perturban el desarrollo de las tareas de los operarios, reclamos de ambientalistas, entre otros obstáculos..

Las obras de la Independencia se paralizaron por cuenta de una acción popular que frenó el proyecto del Parque Bicentenario. Los argumentos de quienes se oponen -residentes de las Torres del Parque- van desde ambientales a estéticas y culturales.

Lo que allí se está haciendo es parte de la fase III de Transmilenio que indudablemente tenía que transformar el sector. El cincuenta por ciento de los trabajos ya se ha realizado. Y ahora los demandantes quieren que haya demolición. No es justificable que el Distrito pierda millones por problemas y querellas. Las empresas han expresado su disgusto por la demora y el problema formado por quienes entablaron la demanda. Según expertos, el proyecto no afecta a las Torres del Parque. En lo relacionado con los árboles, esto se hizo con los respectivos permisos. Sería muy grave demoler lo construido. Y en esto está de acuerdo la Asociación Cívica San Diego que es representativa de comerciantes, empresarios y habitantes de la zona. Es posible que haya fallas en el proyecto. Pero tumbar lo que se ha hecho sería un error grande. Más sensato terminar, eso sí teniendo máximo cuidado de no afectar los monumentos y bienes públicos del lugar.