Radamés Barca | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Enero de 2014

Fuerza Pública intocable

 

“Hay amenazas más peligrosas que la guerrilla”

 

Hay dos formas de leer lo que pasó en materia de orden público en las festividades decembrinas y de comienzo de año. De un lado, se podría decir que los bajos índices de violencia se debieron a que la guerrilla, en especial las Farc, cumplió con la tregua que anunció para esta época. Y, de otra parte, podría concluirse que lo que se comprobó es que la eficiencia de la Fuerza Pública está llegando a tal punto que ya la subversión y otros actores de la delincuencia organizada y común no tienen el margen de acción suficiente para perpetrar atentados o acciones ilegales de gran escala o impacto público.

La lectura más acertada es la segunda. Es obvio que en los últimos años el papel de las Fuerzas Militares ha sido quizá más silencioso pero también más eficaz. Los esquemas de seguridad que se montan para proteger la red vial, las obras de infraestructura y, en conjunto con la Policía, garantizar la tranquilidad ciudadana en campos y ciudades, no sólo disminuyen en forma sustancial el accionar de los ilegales, sino que han aumentado la percepción ciudadana de que la guerra está en declive, más allá de lo que pase con el proceso de paz que se está adelantando en estos momentos.

Esta situación debe llamar a la reflexión frente a aquellas voces que sugieren que si se llega a firmar un pacto de paz con las guerrillas, el pie de fuerza del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía, así como de los distintos organismos de seguridad, debería disminuirse de forma sustancial. En modo alguno podría procederse así, pues las amenazas al orden público y la seguridad ciudadana no tienen origen única y exclusivamente en el accionar subversivo. Persisten otros actores violentos y de delincuencia común y organizada tanto o más peligrosos que una guerrilla acorralada por la sucesión de los golpes militares y una causa anacrónica. Las llamadas Bacrim, los ‘cartelitos’ del narcotráfico y otras redes mafiosas han evidenciado que son capaces de acumular gran cantidad de hombres, arsenales y capacidad de hacer daño a quien consideren como su enemigo.

Es necesario, entonces, ir alertando a la opinión pública en torno a que si se firma un proceso de paz con las Farc o el Eln, ello no implicará debilitar o disminuir el volumen de la Fuerza Pública. Simplemente se tendrá que realinderar la estrategia para combatir a las amenazas persistentes y desarticularlas lo más pronto posible, utilizando la mayor capacidad de recurso humano y técnico disponible. Y esa tarea tendrá que hacerse con el mismo personal militar o policial, o incluso más, pues la protección de las vías, infraestructura y ciudadanía no se podrá flexibilizar un milímetro.