Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Mayo de 2016

MIRADOR

Discordia

 

TRES temas gravitan el acontecer de América Latina: proceso de paz, contagio de corrupción y pobreza.

 

Nuestro país le apuesta a una salida negociada al conflicto armado con las Farc, con luces y sombras en mesa de diálogo y en opinión ciudadana.

 

Brasil atiza el agujero negro de la izquierda con el juicio político y judicial contra Dilma Rousseff. La corrupción contamina la izquierda, en el poder hace 12 años en la mayoría de países suramericanos.

 

El fraude de petroleras untó de crudo a dirigentes brasileños. Por cuentas y manejos oscuros Rousseff no estará en el poder durante seis meses. Habrá juicio, podría ser destituida e ir a prisión.

 

Venezuela, a su turno, luce carcomida por odios, riñas, venganzas, persecuciones y miseria. Maduro se hace a un costado o no habrá redención.

 

El Presidente venezolano no da el brazo a torcer, no importa que la economía esté quebrada y el país en un punto de no retorno.

 

Nicaragua y Cuba en el mirador continental por cegadas dictaduras que intimidan y hacen que los árboles de la participación ciudadana tapen el bosque de la democracia.

 

En Colombia no hay unidad nacional alrededor de los caminos tomados para llegar a la firma del acurdo de paz entre Gobierno y Farc.

 

Se cuestionan los mecanismos jurídicos para ‘blindar’ el proceso y parece desgastarse el mecanismo de la refrendación popular.

 

Se le da palo al instrumento de la ‘Jurisdicción Especial de Paz’ y se ha prevenido que Gobierno y Farc le estarían haciendo el quite a una refrendación popular efectiva de los convenidos de paz.

 

Dar estatus de ‘acuerdo especial’ al pacto de paz encendió las alarmas de la oposición dándole nuevos tumbos al proceso de Cuba. Creen los críticos que se le darían prerrogativas, ventajas y privilegios a las Farc, un golpe a la democracia.

 

Un punto ácido tiene que ver con la responsabilidad política de que todo lo convenido en Cuba sea aprobado en plebiscito y que el Congreso tramite los instrumentos legales que permitan su amparo jurídico y político, sin regalar nada a las Farc, pero sin quitarle.

 

Otro signo vital es que se repare a las víctimas del conflicto. Viudas, madres cabeza de hogar, jóvenes, niños y familias lastimadas por las Farc.

 

Urge incorporar guerrilleros a la vida productiva del país, a un nuevo estilo de vida, sumándoles proyectos, salud, educación, vivienda, empleo y esparcimiento.

 

Indispensable la integración y compensación económica para víctimas de la violencia guerrillera. Y que sea con dineros de las Farc.

 

La paz no es la panacea, pero sí el insumo para un mejor país.