Aunque nuestro deseo sería que se presentara una mejoría ante tantos casos que tenemos todos los días de inseguridad en todo el territorio nacional, lo que sucede es que ésta se incrementa y la pregunta que todos nos hacemos es ¿qué pasa con la Policía Nacional y los cuerpos de seguridad del Estado?
La opinión pública está alarmada y escandalizada por las declaraciones del vocero de la Policía Nacional con motivo del robo que le hicieron en su casa al exsenador de la República y dirigente gremial, Miguel Gómez Martínez, quien durante más de 50 minutos tuvo en su residencia a 5 hombres armados, quienes lo amarraron, no solo a él, sino también a su señora y a su hija, saqueando su casa. Cuando pudo denunciar el hecho, un vocero de la policía nacional le dijo, “agradezca que no le violaron a su hija”.
Una respuesta de esta naturaleza por parte de quienes deben garantizar la seguridad ciudadana es realmente incomprensible y debe ser castigada de manera inmediata por sus superiores, pues de lo contrario lo que nos puede esperar a los ciudadanos es lo peor.
Es inaceptable que ante el aumento de la inseguridad, de los centenares de artículos de columnistas, analistas, periodistas o simplemente del registro de las noticias, no se encuentre una acción rápida y contundente por parte de las autoridades.
No hay familia que de alguna manera se haya escapado a un caso de atraco en las calles de la ciudad o al robo en sus casas o en sus bienes.
Los oídos sordos de las autoridades ante esta situación nos pueden llevar a resultados muy peligrosos, pues ya esta problemática se está conociendo en el exterior y se escucha a los inversionistas manifestando su inquietud de venir a Colombia por la inseguridad que se vive.
Si bien es cierto que el desplazamiento de más de un millón y medio de venezolanos a las distintas zonas del territorio nacional en los últimos años es una de las razones que se analizan como causa de la inseguridad que se vive, no quiere esto decir que las autoridades no establezcan de inmediato un plan extraordinario para controlar la inseguridad.
Y lo más grave de todo es que ya los delincuentes no se limitan a despojar a los ciudadanos de sus pertenencias, sino que ante cualquier reacción de defensa de las personas afectadas, proceden a herirlos con un arma.
En el caso de Bogotá, no se escapa ninguna calle de la ciudad de estos hechos ante la mirada sorprendida de sus habitantes. Por eso no me cansaré de insistir en que es apremiante hacer algo.
¿Será que todos los colombianos tendremos que organizarnos para poder protegernos nosotros mismos de la delincuencia, ante la falta de acción de las autoridades que tienen la responsabilidad de otórganos seguridad? No creo que debamos llegar a esta situación, pero si debemos unirnos para exigir una acción eficiente por parte tanto de la policía como de los organismos de seguridad.
El Gobierno nacional debe tomar acciones urgentes al respecto y los funcionarios responsables que no han dado resultados, proceder a cambiarlos.
La Policía Nacional está pasando por una crisis de pugnas internas, pero no podemos ser las gentes de bien las víctimas de lo que en esta institución se está viviendo.
Ahora bien, para el castigo de los delincuentes es necesario que haya pronta y eficiente justicia.