Uno de los grandes avances que después del cuatrienio 1994 -1998 habíamos tenido en política internacional, es que habíamos logrado que nuestra agenda internacional se desnarcotizara y que si bien era uno de los temas más concurrentes en nuestro país entre otros temas como política, comercio y cultura, nuevos discursos de seguridad, paz y cooperación estaban teniendo más importancia.
Sin embargo, en las últimas visitas que ha tenido nuestro gobierno a la Casa Blanca en Washington, ha sido preocupante que el único tema que sale con gran fuerza a los medios de comunicación y es desarrollado por éstos es el narcotráfico.
En este manejo debemos ser muy cuidadosos porque si bien este Gobierno recibió la Administración con un aumento en los cultivos ilícitos de 40.000 hectáreas a más de 200.000, tenemos que hacer todos los esfuerzos posibles para poder ir acabando dichos cultivos y no podemos dejar que solo se trate esta temática ante la opinión internacional.
Eso fue lo que en el pasado nos llevó a ser tratados de manera humillante en la inmigración de muchos países extranjeros, y a que el pasaporte vinotinto colombiano fuera visto con mucha desconfianza.
Los colombianos y nuestro Gobierno, a través de la historia no muy lejana, hemos pasado momentos muy difíciles por la imagen que teníamos ante el público internacional sobre el tema del narcotráfico y el conflicto interno. Por eso, lo fundamental, sin evadir lo que hay que hacer para enfrentar al narcotráfico, es trabajar una agenda internacional variada que haga énfasis en los intercambios comerciales que beneficien a nuestro país y podamos avanzar en temas de intercambios culturales, políticos y de cooperación.
Por otra parte, tenemos que seguir luchado contra la peor enfermedad que vivimos que es la corrupción. No solo divulgando los hechos detectados sino, fundamentalmente, castigando a los responsables de los hechos de corrupción. Para esta tarea u objetivo, la pronta justicia debe garantizar la eficiencia tanto en las investigaciones como en la manera en la que sancionan.
Son demasiados los escándalos por corrupción que hemos conocido, como lo es el caso de Odebrecht en el que aún falta mucho por investigar para detectar a todos los comprometidos en recibir dineros corruptos de esta firma, como son precarios los resultados judiciales para castigar a quienes se vieron beneficiados de la cadena de contratos donde hay casos de corrupción que tardan mucho en ser judicializados.
Por eso, la opinión pública ve con gran esperanza que la labor del nuevo Fiscal General de la Nación se distinga por su compromiso contra la corrupción y la delincuencia y resalte cómo la justicia ha de demostrar que no habrá más impunidad.