El todopoderoso Marc Zuckerberg anunció que Facebook pasa a llamarse Meta. También reveló que dirigirá todos sus cañones en el ahora famoso metaverso que, por ahora tiene más verso que certezas.
Poco a poco nos estamos acercando a The Matrix. La película futurista de principios de siglo comienza a volverse realidad ahora en 2021. Facebook cansado de acaparar el mercado de las relaciones sociales y de hacer lo que se le canta con los datos más íntimos de miles de millones de personas, incursionará de fondo y de lleno en el ahora famoso metaverso.
Pero ¿qué es eso del metaverso? En términos prácticos es lo mismo que hizo Neo en la película The Matrix. Sólo que, para ingresar a ese mundo digital, le incrustaban un cable por la cabeza, mientras que en el metaverso (aparentemente) tendríamos que ponernos unas gafas para ingresar a ese nuevo submundo.
Entonces, usted se pone sus gafas de realidad aumentada y lo que hace en internet mediante el teclado y la pantalla, ahora lo haría con un avatar: un personaje tridimensional. Un ejemplo: actualmente, el usuario puede hacer mercado por internet: va al portal de la tienda selecciona lo que va a comprar y paga mediante pasarela de pagos. En el metaverso, el consumidor se pone las gafitas, ingresa a la dimensión desconocida, y el portal de supermercado se convierte en algo tangible y termia haciendo el mismo recorrido como si fuera al sitio físico.
El metaverso, según sus prolíficos vendedores, también aplicaría para conciertos o viajes alrededor del mundo. Así pues, usted desde la comodidad de su sala podría conocer cualquier ciudad del mundo, simplemente conectándose a unas gafas. O podría ver al artista de su predilección ya no desde una pantalla, sino saltando en el sitio, que en teoría estaría lleno de censores para que la experiencia sea lo más real del mundo.
Honestamente, solo describiendo estos escenarios me dio escalofrío. Asusta mucho que los gigantes de la tecnología quieran imponer su visión del mundo de esa manera tan artera. Pensar en que ya no tendríamos que salir de la casa por nada y para nada me parece una locura absoluta. Pero, teniendo en cuenta la potencia de los todopoderosos tecnológicos, y la complacencia de los grandes poderes no suena tan inviable.
Muchos analistas han señalado que todo esto del metaverso es una cortina de Marc Zuckerberg para esconder los recientes escándalos en los que se ha visto envuelto Facebook. De corazón, espero que así sea. Pensar en un escenario completamente dominado por la virtualidad comienza a rayar en lo aberrante.
Y, a riesgo de sonar como el típico personaje de Los Simpson que reclama porque “nadie piensa en los niños”, sí tenemos que ponerle la lupa este tema por las nuevas generaciones. La pandemia nos obligó a encerrarnos y los resultados fueron más que negativos en términos de enfermedades mentales, problemas de aprendizaje o de interacción social. Permitir que nos empujen a The Matrix puede ser un peligro, y no exagero cuando digo esto, para toda la humanidad.