EN medio del confinamiento que nos impone la pandemia, hay un nuevo mundo afuera que nos comunica la fuerza de otros seres. El reino animal vive su cuarto de hora.
Al margen del debate entre reabrir economía o extender cuarentena; hay una especie que anda libre, a sus anchas, sin el depredador acechando. Los animales.
Los ciudadanos impacientes aguardan con incertidumbre el fin del aislamiento, pasando por alto un detalle: afuera están los animales y éstos no quieren que volvamos a hacerles la vida imposible.
Contraste positivo en tiempos del Covid 19: los humanos guardados, los animales libres.
Fauna, flora, ríos, mares, cielos, respiran un nuevo aire.
Esta temporada en casa permite a los animales tomar el lugar que el hombre no les permitió.
Los gobiernos auxilian financieramente a personas y empresas para que resistan la pandemia. Al mismo tiempo, se abren fronteras a los animales, cesan maltratos, abusos, cazas ilegales, comercio y tráfico de especies.
Estos días es inusual ver aglomeraciones humanas. Pero sí es habitual observar animales a la vera del camino. Su jungla, su habitad es el mundo que el hombro les arrebató.
Animales salvajes encontraron espacio donde habitan los humanos y decidieron dar un vistazo, darse una vuelta.
Los pájaros vuelan, anidan y trinan libres por doquier. No está la mano dañina que los ahuyenta y enjaula.
Hay un nuevo paisaje urbano y rural que nos obliga a reinventarnos como personas sociables. EL mundo es pequeño y debemos compartirlo con los animales.
La tierra es para todos, no nos pertenece, no es nuestra exclusividad. Los animales nos dan una lección: todos cabemos si compartimos con generosidad.
La vida nos cambiará a la brava. Los empresarios piden auxilios, beneficios y subsidios para aguantar la pandemia. ¿Quién pide por los animales, quién los menciona, quién los representa, quién los pone a salvo?
Las personas salen con tapabocas. Los humanos llevan puesto el bozal. Los animales nos miran, nos acechan y todo bajo una condición casi compasiva: no nos agreden, no nos amenazan, más bien nos acompañan.
El mundo que queremos conquistar no es solo para nosotros. También pertenece al reino animal.
Deberíamos empezar en casa siendo mejores personas. Tratemos bien a nuestras mascotas. No más odio, aberración y maltrato animal.
Reflexión: las familias no es que no quieran tener perro o gato en casa. Lo que pasa es que mantener un animal es súper costoso.
La industria de concentrados y veterinarias, abusan y hacen lo que les viene en gana con los precios. Es muy costoso sostener una mascota. No hay vigilancia, regulación ni control a precios absurdos en esa industria.
Tener mascota cuesta una fortuna. Es un negocio para ese comercio. Costos de un alimento, una vacuna, una valoración, unas galletas, un procedimiento quirúrgico, un baño, un juguete, son imposibles.
Tendencia alcista y abusiva con precios en tiendas y veterinarias ha llevado a que muchos hogares no adopten un criollo ni compren mascota.
No más maltrato animal con costos inhumanos.