Pasarela electoral
La cuenta regresiva para elección de Congreso de la República toma fuerza con el agite que ronda a 2 mil 386 candidatos al Senado, Cámara de Representantes y Parlamento Andino, este último un invitado de piedra, no entendido, ni necesario, según el ciudadano común. Esta avalancha dentro del marco democrático, no puede desconocer a ningún aspirante, ni considerar que lo propuesto es extravagante o intrascendente.
Ahora resta ver, entender y medir el alcance, de lo planteado por quienes se abren paso, en esta multitud para convertirse en congresistas, ganar buen sueldo, tener beneficios personales y buscar figuración, no solo en campos políticos, sino económicos y sociales que multiplican distintas clases de utilidades. Entre veteranos y novatos, muchos tienen intenciones de trabajo eficiente con buena tinta, mano limpia y servicio efectivo a la ciudadanía. Son profesionales con experiencia en distintos campos de actividad particular. De todo se ha dado en la viña política colombiana a lo largo de la historia.
Con absoluta certeza están los candidatos dudosos en exponer ideas supuestamente realizables. Temen perder su oportunidad de ser congresistas, porque estrellarían su gestión, contra fuerzas económicas que no vacilarían en reclamarles, por impulsar proyectos contrarios a intereses de grupos que financian su elección. Por eso no son pocos, los que después, pasan inadvertidos por Senado y Cámara, sin romper ni manchar su curul. La agitación electoral es intensa y aumentará en la medida en que se acerque el 9 de marzo. Ojalá no haga fiesta la compra de votos.
Se encuentran proposiciones para que la inversión en Justicia, sea prioridad nacional y se logre que no haya ningún lugar sin jueces, porque es una dolencia general en sectores rurales. Otros ofrecen trabajar por educación y cultura ciudadana, para que estén en primera fila de inversión y programas de Gobierno. Exigirán respaldo constitucional. Se comprometen a que educación primaria y secundaria sean gratuitas, y haya obligatoria cofinanciación de bancos en algunas carreras profesionales.
También hay quien llevará fusión de Procuraduría y Contraloría, en un solo organismo, para lograr eficiencia y ahorro en el presupuesto de la Nación. Algunos dicen que debe obligarse a presentar el Patrimonio al posesionarse. Igual requisito a funcionarios de Gobierno, ministros y Presidente.
El manojo de promesas lo encabeza la paz, con legislación específica y un Consejo Nacional Permanente para su veeduría. Les falta decir que, ahora sí trabajarán toda la semana, sin volarse después de llamada a lista.
Así están en pasarela los candidatos cargados de proyectos de todos los pelambres. Hay escepticismo ciudadano para elegir Congreso.