Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Septiembre de 2015

LAS DEPORTACIONES

Maduro anti-bolivariano

El  presidente Nicolás Maduro recalca que actúa como cabeza del Movimiento Revolucionario Bolivariano. El Libertador creó la Gran Colombia (Ecuador, Colombia y Venezuela), insistió en la fraternidad y unidad de pueblos hermanos, con origen común.

Por esto cuando los dos países construyeron, en la segunda década del siglo XX, el puente entre Cúcuta y San Antonio, sobre el rio Táchira para “estrechar lazos de tradicional amistad y servir al comercio de ambas Repúblicas”, según reza la declaración emitida entonces, hubo consenso en que el puente se llamara Simón Bolívar.

Existen problemas en la frontera terrestre, de doble vía -delincuencia, contrabando, posiblemente presencia de paramilitares, migraciones-,  dificultades que no se resolverán por la fuerza, unilateralmente, con  deportación masiva de colombianos, como tampoco empleando medidas similares contra venezolanos residentes en Colombia y achacarnos la crisis económica no cabe.

El estilo Maduro dista de ser bolivariano. Mientras no haya, por acuerdo, adopción de determinaciones acertadas para resolver dificultades las cosas empeoran. La crisis humanitaria se incrementa y la insólita invitación del señor Maduro lanzada al expresidente Álvaro Uribe Vélez para un “duelo a puños”, es exótica.

El nueve de noviembre de 1920, el doctor Eduardo Santos, en artículo  titulado “Para que podamos ser amigos”, ante un conflicto parecido al actual, señalaba: “La situación existente en Venezuela, y especialmente en el Táchira,  donde la severidad del gobierno personal asume crueles caracteres, tiene repercusiones deplorables, altamente perjudiciales para compatriotas dignos por todo concepto de la protección del Estado colombiano, que sufren hoy vejámenes intolerables, debido  al terror y la violencia en aquella área…Ya en días pasados nuestra sociedad se había conmovido ante las noticias del éxodo producido en el Táchira por las medidas ‘purificadoras’ del general Eustoquio Gómez; matronas de cabellos blancos y niños pequeños, que llegan a Cúcuta a pie, hambreados, aterrados… Somos  partidarios de las relaciones cordiales y amistosas, pero esa amistad no puede existir sino sobre la base  del mutuo respeto y de las consideraciones reciprocas, habidas las circunstancias especiales de cada país… Respeto a nuestros compatriotas; que no se les perjudique y veje; que, en cuanto se relacione con la política venezolana, se les deje libres y en paz; que no se les retenga; que se les den las garantías a que tiene derecho todo ser humano”.

Requerimos acción bilateral. El problema es de Colombia y Venezuela. ¿Cómo confiar en una  comisión de Unasur?  La acción de la OEA y del Grupo de Rio, está por verse. Que se preserve la memoria de Bolívar. Repito, con el doctor Santos: “No podemos,  ni debemos ser amigos de una nación -cara a nuestros corazones como lo es Venezuela- hasta cuando  nuestros compatriotas sean respetados y tratados como amigos”.