Quedó claro que la paz no ha sido derrotada y que solo prevaleció marcada desconfianza de un eventual cumplimiento de las Farc, si se tiene en cuenta su execrable pasado.
Como Colombia es el país de las sorpresas, luego del resultado del domingo, tomó fuerza, desde sectores de oposición, el respaldo al Acuerdo Final y en tono menor, sugieren encontrar caminos de entendimiento con todas las fuerzas políticas.
Plantean propiciar consenso para nuevo esquema en aplicación de justicia, reparación a víctimas y participación política. Cierto, pero con cara de oportunismo.
La lluvia de críticas y sugerencias, también cambia. Ahora abre interrogante muy grande alrededor de denominado Pacto Nacional, al proponerse convocatoria de Asamblea Constituyente. ¿Eso para cuándo?
Formar una célula legislativa extiende el debate, con una agenda que tiende a prolongarse. Los plazos en Colombia no se cumplen. Es costumbre. Aplazar se confunde con negociación. Un vicio viejo.
Detrás del acuerdo esperan semillas de paz y esperanza, como justicia social y lucha contra corrupción en Guajira y Chocó, entre otros, sin contar zonas urbanas deprimidas, en capitales de departamento.
Aún no se han diluido las aguas de desconfianza entre Farc y Gobierno. Bastaría aguardar el rumbo de la negociación para verificar con hechos que están siguiendo catálogo práctico. De lo contrario, continuará la ciudadana esperando conclusiones concretas en justa balanza, alrededor de un pacto que, a lo colombiano, se sintetiza en mutua inseguridad.
- ¿Seguro que ustedes Farc, cumplen?, y a su vez, ¿Seguro que el Gobierno, nos cumple? -
Esta cortina invisible tiene que descorrerse para decidir cambios en el Acuerdo Final, ruta con destino definido, sin preferencias y luz verde en participación política con juego limpio.
Conveniente divulgar periódicamente la agenda de reparación, al igual que el desminado, con asesoría profesional de las Fuerzas Militares para recuperar con urgencia terrenos para la agricultura.
Agricultores, víctimas físicas de la guerra, o victimas económicas, deben hacer parte de la legión de protegidos. Son muchas las tierras arrasadas, invadidas o raptadas.
Cuanto más insistan Gobierno y Farc en que cumplirán, tanto más asoman las dudas. Ese juramento con respeto mutuo, es lógico, porque no sería acuerdo. Publicidad estatal repetitiva para decir que ahora sí va la paz, enloquecerá al ciudadano.
Dicen sicólogos que insistir demasiado en prometer es mecanismo de defensa para luego incumplir. Asamblea Constituyente, con verborrea política, lentitud de las Cortes y Acuerdo Nacional de partidos, es aroma de politiquería en lugar de ir al grano.
juanalcas@yahoo.com