La ingeniería colombiana está consternada por los episodios que últimamente han puesto en entredicho su idoneidad y que desde luego tienen a todos sus integrantes pensando que es lo que está sucediendo. De resonancia nacional que se conozcan, tenemos a nuestro haber, si así se puede mencionar, la caída del puente entre dos reparticiones militares de Bogotá, al norte de la calle 100, el cual ya fue reconstruido; milagrosamente no hubo muertos. Ya la estructura estaba terminada y solamente algunos soldados que estaban utilizándola sufrieron heridas y contusiones, afortunadamente sin consecuencias graves, como no las hubo por la vía que el puente trataba de salvar, pues ningún automóvil pasaba por debajo. Se cayó el puente, se reconstruyó y aquí no ha pasado cosa alguna.
El edificio de viviendas que se cayó; digámoslo en términos dramáticos, se derrumbó en Medellín con la muerte de un número de personas indeterminado. A esa tragedia se agrega la que viven las familias que seguramente con esfuerzos grandes habían logrado hacerse a sus viviendas; de un momento a otro se vieron en la calle sin tener a donde ir a vivir y tener que experimentar graves problemas. No tener vivienda ya de por sí es un drama, pero haberla tenido y perderla no deja de ser uno adicional. Ahora nos llegan noticias desde Cartagena, en donde existen observaciones de carácter técnico en un sinnúmero de edificios. A sus propietarios y habitantes las autoridades les han aconsejado que evacúen. No nos atrevemos mencionar lo que allí sucede hasta tanto no existan las informaciones.
Las obras, que han sido propósito de varios gobiernos, han sido las comunicaciones entre los Llanos Orientales que, en una observación bastante elemental, es el territorio nacional comprendido entre las estribaciones de la Cordillera Oriental y las fronteras con Venezuela y el Brasil se ha pretendido incorporarlos en forma adecuada al torrente del desarrollo nacional. La carretera que comunica a Bogotá con Villavicencio, una de las puertas de entrada a los Llanos, ha estado siempre en la preocupación nacional. Se ha dispuesto mejorar la vía existente tanto en la superficie de rodamiento como en las especificaciones de pendientes y curvatura.
El proyecto actual, en plena actividad, la convierte en vía de dos calzadas con magníficas especificaciones, lo cual ha significado la construcción de túneles para mejorar pendientes, longitud y obviamente los tiempos de viaje, así como puentes y viaductos que en buena parte han sido construidos. Uno de ellos que es emblemático por la luz que pretende salvar más de cuatrocientos metros, así como la altura del cañón, algo así como dos cientos metros; las características técnicas de diseño así como las de construcción son de avanzada. Ese es el puente Chirajara en cuya construcción se presentó el desastre que ahora todo el país lamenta, pero mucho más la ingeniería colombiana que tanto ha trabajado en la construcción de la infraestructura física del país.