Gorbachov
“Para nada se refiere a Stalin y elogia a Lenin”
EL fallecimiento de Eduard Shevardnadze, al día siguiente de aparecido nuestro artículo “Perestroika” (julio 6), puso de presente la existencia y caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y de la Guerra Fría. El político georgiano (región de la que era oriundo Stalin) fue el último Ministro de Relaciones Exteriores de la URSS. Por supuesto, Mijail Gorbachov, autor de la perestroika y el glasnost, destacó su papel e igual Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, y James Baker, ex Secretario de Estado de EEUU. La fidelidad de Shevardnadze a la administración comunista fue notable, en contraste con los altos jerarcas del partido y del gobierno, promotores del fallido golpe de estado que condujo a la desaparición de la URSS.
Estas líneas complementan el artículo citado, referido al libro Perestroika de Gorbachov y, en próxima ocasión, se comentarán las observaciones de Eric J. Hobsbawm y Ronald E. Powaski al crepúsculo del régimen. Pese a lo dicho, se anticipa que ponen énfasis en la crisis económica negada por Gorbachov, quien escribe en 1987 y el fin de la URSS tuvo lugar en 1991; sin embargo, según parece, la “hecatombe” se gestaba tiempo atrás y cabría pensar que (a) el líder soviético la oculta en 1987 o (b) se volvió irresistible en 1991 igual que las circunstancias políticas.
Gorbachov recuerda la Nueva Política Económica de Lenin (elogia sus últimas obras) caracterizada por el retorno temporal del capitalismo en la década de 1920 y cómo se hizo frente, con éxito, en lo económico, a otros momentos previos y graves. Sea esta la oportunidad para señalar que no se ha conocido, hasta ahora, un estudio fiscal cuantitativo sobre la URSS y, tal vez, la inquietud se clarifique en La Perestroika Económica (Grijalbo, Caracas, 1990) de Abel Aganbegyan concentrada aparentemente en las medidas para impulsarla; se desconocen las fechas de las ediciones en ruso e inglés.
Gorbachov para nada se refiere a Stalin, lo cual es coherente con sus convicciones democráticas y, por el contrario, elogia a Lenin en todo sentido y este aspecto amerita verificación. Llama la atención, en la descripción de sus políticas, que no se refiera al papel del mercado de manera detallada y precisa y es entendible. Cree en la supervivencia del socialismo y lo cita mucho más que al comunismo.