Colombia 2017 no será fácil, como siempre, principalmente para los pobres, el grueso de la población.
La política no pinta bien. A su vez, la economía macro y la de bolsillo, muestran nubarrones e incertidumbre.
Es incierta la actividad política de cara al posconflicto que apenas se implementa en medio de niños prisioneros que las Farc no liberan.
Persiste un sinsabor en opinión pública por la vía rápida del Ejecutivo para amparar en el legislativo el acuerdo de paz con esa guerrilla.
Dudas alrededor de diálogos exploratorios de paz con el ELN en medio de plagios y pagos a esa subversión.
Congreso no se repone a enclenque credibilidad ciudadana, partidos tradicionales virtualmente borrados de la escena política, el liberalismo carece de protagonismo y el conservatismo se redujo a conversador.
Aceptación de altas cortes y organismos de control es precaria.
Ciudadanos esperan más contenido con enfoque social y resultados legales de la Procuraduría. Confían en que Fiscalía deje a un lado tintes políticos y asuma su papel contra corrupción que asecha lo público y privado.
Si al país le roban cada año $20 billones por el camino oscuro de la corrupción, no deberíamos sentirnos seguros ni bajar la guardia. Actuar como fieras contra sinvergüenzas delincuentes, saqueadores y estafadores.
En el frente económico impera ambiente enrarecido por bajas notas de calificadoras globales, malestar social contra reforma tributaria, preocupación por cascada alcista de artículos básicos, bajo ingreso de clase obrera, concentración de riqueza, inequidad, desigualdad y desempleo.
En lo internacional, oídos despiertos frente al Presidente estadounidense Donald Trump. Ojos abiertos con el Congreso americano por el apoyo a la lucha antidrogas y el posconflicto. Colombia no es aún del interés del mandatario republicano.
Costos de matrículas y pensiones en universidades privadas, cuotas de administración en unidades residenciales, aumentos en tarifas de telefonía celular, en arriendos, insumos para agricultura, servicios públicos, cuotas moderadoras en salud, en parafiscales, avalúos catastrales, en Ica y renta, ponen nerviosos a los hogares.
Principales necesidades este jueves son las mismas de hace seis años cuando inició el Gobierno Santos: seguridad, movilidad, acceso a salud, educación, vivienda y empleo.
Estamos en las mismas.
Otro ángulo que nos deja mal parados: obsoleta infraestructura y raquíticas competitividad, ciencia y tecnología.
Lo mismo de hace 50 años: atraso en vías, sin autopistas ni Túnel de la Línea, caos al paso por Soacha, peaje absurdo entre Cajamarca y Calarcá con carretera destrozada, pobres puertos marítimos y aeropuertos viejos. Todo en medio de una danza de billones que disfrutan corruptos, coimas, prebendas y contratos torcidos.
Habrá que echar mano de las mejores cartas para liderar esta empresa llamada Colombia.
Líderes que gerencien con ambición nacional y responsabilidad social.
Bienvenido Germán Vargas Lleras. Tiene el país de la gente en su cabeza. Si no es él, ¿quién?
Otra cábala periodística es Mauricio Cárdenas. Lo odian por reforma tributaria. Bueno, Gaviria y Santos hicieron llorar lágrimas de sangre como ministros de Hacienda, y como saben, llegaron a la Casa de Nariño.