David, Goliat y el proceso tecnológico | El Nuevo Siglo
Jueves, 6 de Febrero de 2020

Por lo que deja entrever en su vida pública, el representante Mauricio Toro parece ser un servidor ejemplar. Valiente y sosegado como pocos en la arena política; tan carismático y firme que no parece congresista, y estudioso y claro en su forma de exhibir y debatir que aboca más a un conservador como Disraeli o Adenauer que a una pugilista irredimible como Claudia López.

Así también parece estar compuesta esta generación de políticos, con ideales diáfanos y pulcros y con un sentido de patria acorde a su época.

Por ello me agrada replicar las ideas fundamentales del proyecto de ley que junto con el Centro Democrático, en cabeza del Dr. Edwin Ballesteros, han radicado para reglamentar lo obvio: el servicio privado de transporte intermediado por plataformas digitales.

De eso se trata el PL 292 que cursa para debate, no sin estar exento, hay que decirlo, de voraces ataques y trogloditas envestidas. Estos representantes de sangre nueva y cabeza cuerda han defendido la post modernidad y sus avances tecnológicos contra esos cavernícolas que se niegan conscientemente a entender la economía colaborativa, esa economía horizontal, sin jefes y empleados, sin jerarquías formales, sociales y legales; esa economía que habla a través de la tecnología.

Eso son las plataformas tecnológicas, los APPs. Una manera novedosa como el mundo interactúa, de forma libre y espontánea, sin que medie el truculento y rígido contrato laboral, en el que las conquistas sociales no son la victoria del sindicato o del obrero contra el empleador sino del género humano contra la pobreza y la miseria.

Este tipo de proyectos nos recuerda, de vez en cuando, que a los pobres lo que les duele es la falta de oportunidades, la poca movilidad social y el desánimo que produce la carencia material más que el saber que existen otros que tienen más.

Con esta reglamentación se defiende al usuario cobijado por el mejor servicio, ese que preste garantías, que acredite la idoneidad del prestador, que permita la pacífica convivencia entre el transporte tradicional y el moderno partiendo de la libertad individual, del libre mercado y de la satisfacción del usuario antes que del monopolio burocrático.

Pondrán venirse afamados senadores contra esta iniciativa, pero todos nosotros, como usuarios, como receptores del servicio, como patriotas de nuestra era, como ciudadanos del mundo, debemos salir a defender, lanza en ristre, a estos quijotescos representantes que apuntalan en el camino correcto y hacia el objetivo adecuado.

@rpombocajiao

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI