“Ser general, toda una vida al servicio del país”
Hay instituciones de nuestro Estado que, a pesar de todas las cosas que suceden, inspiran no solamente una gran confianza a todos los colombianos, sino un gran respeto y consideración, por lo cual son objeto de, algo así, como veneración por parte de todos nosotros. De suerte que cuando alguna de ellas falla es como si nos dieran una cuchillada en el corazón. Una de esas instituciones es el Ejército Nacional, en el cual debemos involucrar a todas las Fuerzas Armadas, como son los soldados, desde el más modesto, hasta las más altas jerarquías. Por eso es que cuando uno de sus miembros falla es como si nosotros también hubiéramos fallado.
Nadie hubiera pensado que un general en servicio activo estuviera involucrado y enredado con la Fiscalía General de la Nación y que hubiera sido detenido y encarcelado por delitos presuntamente cometidos en el desempeño de sus tareas militares. Pero eso sí, los delitos de los cuales es acusado son de aquellos que se le atribuyen a civiles que no ostentan el uniforme que se comprometieron a honrar cuando optaron por la carrera militar.
La formación de un oficial que comienza como un modesto cadete en la Escuela Militar es de alta exigencia. La ceremonia de la jura de bandera es un episodio aparentemente intrascendente para quienes no saben de ella, pero que le llega al alma a quienes juran honrar a su patria una vez que se consagran a su servicio. Llegar a ser general es un proceso de toda una vida dedicada al servicio del país; estamos seguros de que llegar a esta cúspide significa el reconocimiento de virtudes personales y militares que ahora nadie desea que sean mancilladas por comportamientos inadecuados, para calificarlos en forma generosa.
Ojalá, es lo que deseamos, que la justicia obre en forma decidida y objetiva; si el general y sus subalternos acusados son culpables, el peso de la ley les caiga sin miramientos. Pero si no lo son, igualmente la justicia los reivindique para satisfacción de todos los colombianos y sus compañeros de armas.
Pero como si lo anterior fuera poco, nos hemos encontrado con que integrantes de alguna organización militar encargada de vigilar y combatir el horrible delito del secuestro con fines extorsivos, resolvieron optar por el mismo delito que deben combatir. Son personas del Gaula, que es la sigla de este organismo que no sabemos qué significa, que se han dedicado a obtener recursos y secuestrar con fines extorsivos, como lo hacen los maleantes que tantos dolores y congojas le han causado al país, a ciudadanos que no tienen cuentas pendientes con la justicia y que su ‘delito’ es quizás poder disponer de recursos para pagar su rescate. Los examinan, como lo hacen los bandidos, se los llevan y exigen rescate por hacer el papelón de su rescate, como una tarea de ellos. Esa y otras noticias nos tienen contritos.