Se viene comentando en la presente columna de opinión del suscrito ciudadano de a pie, que si no nos encontramos ante el final de la democracia, como bien lo planteó Revel en su famoso libro: Como se terminan las democracias, ante la verdadera amenaza en su tiempo del expansionismo soviético de la post segunda guerra mundial, periodo más conocido como el de la Guerra Fría.
De hecho, no han sido buenas las últimas semanas para el continente suramericano. Por un lado, se encuentran los resultados democráticos los cuales sumados a los eventos sociales que se están produciendo en todo el continente muestran un evidente descontento de la ciudadanía en general frente a todo.
El socialismo es experto en generar pobreza, destrucción, caos, como lo que está aconteciendo en Chile, en Ecuador y ahora en Colombia.
Guardando las proporciones, la quema de Chile en estos momentos, siendo el país modelo de América Latina, es similar a lo que aconteció en el Bogotazo de 1948 cuando Fidel Castro, estando en la ciudad, fue uno de los auspiciadores de semejante caos.
Para el caso colombiano, el descontento electoral se vio reflejado en las urnas el pasado 27 de octubre. No solamente, por los resultados, sino por el abstencionismo reinante en casi todas las alcaldías y gobernaciones del país.
Si, se analiza, por ejemplo, el triunfo de Quintero Calle en Medellín no es más que el resultado de un descontento social evidente junto con un golpe a la plutocracia antioqueña. Si, el pueblo antioqueño se encontraba satisfecho con su forma de vida, Ramos debió ganar sobrado en Medellín.
Caso contrario de Bogotá donde el triunfo electoral de Claudia López es una muestra contundente del descontento hacia todo lo que representa Álvaro Uribe Vélez. Lo curioso del caso es que si ese descontento fuera consecuente y coherente, en Bogotá debió ganar Galán, sobrado de lote.
Pero, no. Tampoco, fue así y nos quedamos con los crespos hechos. No, propiamente con los crespos de Fajardo, quien ahora aparece enrrutado para las presidenciales del 2022.
La izquierda carnívora ganó en Cali con un médico graduado en Cuba, lo cual ya deja mucho que desear. Lo mismo sucedió en Cartagena, en Bucaramanga.
En casi todas las alcaldías del país quedaron candidatos que representaban movimientos de izquierda, como en Fusagasugá, Cundinamarca, donde barrieron los verdes al igual que en Villa de Leyva, Boyacá.
Desde la Constitución de 1991, las diferentes formas de lucha del comunismo en Colombia hacen ingentes esfuerzos para tomarse el poder.
Comenzaron en pequeña escala, ahora envalentonados tendrán a Fajardo como su caballo de Troya, ante la decadencia de nuestra clase dirigente como bien lo comentó alguna vez Álvaro Gómez Hurtado.
A su vez, los jóvenes del socialismo bolivariano del siglo XXI, en medio de su rebeldía, anarquía, se dejan llevar por los fenómenos políticos ajenos a ellos que solamente producen pobreza mental junto con la pauperización de la sociedad.
Ya, veremos cómo actúan los nuevos alcaldes de la izquierda carnívora en el poder cuando los capuchos se tomen la protesta social, próximo 21 de noviembre, de la misma forma a como lo están haciendo en Chile, Ecuador.
Puntilla: O nuestros gobernantes de turno lo hacen bien, o nos cambian, como dijo alguna vez el ex presidente del senado Fabio Valencia Cossio.