Camilo Herrera Mora | El Nuevo Siglo
Sábado, 8 de Noviembre de 2014

Asimetrías

 

Aristócratas

 

Comprendo que con la complejidad del manejo del tiempo para ciertos directivos es muy útil tener un conductor que los lleve por la ciudad, ya que en el trayecto pueden ir trabajando, hablando por celular, sosteniendo una reunión o, incluso, durmiendo un rato ante el agotador ritmo que genera su cargo; y esto ya se ve en ejecutivos jóvenes que tienen choferes temporales, que van desde el taxista tradicional, pasando por el Uber y llegando a tener su propio conductor. Esto permite perder menos tiempo en el trancón, consiguiendo transporte o buscando parqueaderos. Pero lo que no entiendo es por qué una persona tiene conductor sin realmente necesitarlo.

Parece que algunos tienen una necesidad enorme de ser tratados como aristócratas, les gusta que les digan “don” o “doña”, y que les abran la puerta para bajar del carro, que los lleven de uno a otro lado y que exista un sistema de servicio continuo a su alrededor, porque tienen la capacidad económica para que esto ocurra así. Sin duda existen personas que, por su cargo, deben tener ciertas comodidades para aprovechar su tiempo, pero estas son innecesarias para otros, como los hijos de esas personalidades.

Por alguna razón estamos viendo surgir en el país una nueva aristocracia que, apoyada en el aumento de la riqueza, pide servicios y atención de lujo en todos los espacios, no por la necesidad de ser eficientes o cumplir con los protocolos, sino más por el deseo ser reconocidos como alguien especial frente a todos y obtener un trato preferencial. Esto ya lo veíamos hace tiempo con los escoltas que abruptamente cierran vías para que “el personaje” pase y su “seguridad” se mantenga; vemos más valet parking y pagos diferenciados con servicios agregados para quienes estén dispuestos a pagar por ellos e incluso la búsqueda continua de ascensos a primera clase por parte de los viajeros frecuentes. Es como si el lujo se estuviera tomando el mercado y creando actitudes exhibicionistas o, por lo menos, necesidades de trato diferentes.

Esta aristocracia de origen económico, técnico y político está cambiando el mercado y tendrá profundas consecuencias en los comportamientos sociales, ya que si bien siempre ha existido, es posible que se haya duplicado. Esperemos que esto no profundice una diferencia de clases entre los que trabajan con dedicación y los que emplean a las personas para sus comodidades sin sentido.

 

Colombianada: En Colombia hace mucho no hay sangre azul, pero cada vez hay más personas que creen tenerla.

 

@consumiendo

 

* Presidente RADDAR