A raíz de este problema que amenaza al mundo, vendrán cambios en los patrones de vida, surgirán nuevos paradigmas, la humanidad deberá aprender de lo que esta sucediendo, el ataque de un enemigo poderoso, sin armas, invisible, sutil, veloz y mortal, con enorme capacidad de expansión. No respeta fronteras, ni razas, ni condiciones sociales o económicas, no hace ruido, pero esta siendo capaz de transformar la manera de pensar y proceder de la humanidad.
Es un enemigo mimetizado que tiene la capacidad de mutar, de no controlarlo va a producir enormes estragos en el planeta. Esta premisa lleva a una profunda reflexión a la clase dirigente a nivel mundial, desde reyes, príncipes, jaques, gobernantes, políticos, militares, millonarios, ejecutivos, banqueros, lideres religiosos, artistas, deportistas, científicos, sabios, intelectuales, maestros, así como al común de la gente, cualquiera que sea su nivel socio-cultural, intelectual o económico. Todos absolutamente todos somos vulnerables en esta guerra con ese enemigo agazapado.
Pero se puede derrotar y de hecho se va a vencer, no sin antes dejar un enorme número de victimas, principalmente gente mayor. ¿Cuántos podrán ser?, no lo sabemos, unos miles o cientos de miles o quizas millones. Cualquiera de nosotros puede ser.
A partir de este terrible flagelo vendrá un cambio de paradigmas, aprenderemos la lección, no por cuanto sea el tamaño del desastre, es porque tenemos abundancia de información, además en línea, en segundos y con todo detalle e imágenes, lo que no había años atrás en las guerras o epidemias que mataron millones de personas localizadas en continentes específicos, pero no en todo el mundo como la actual.
Vendrán cambios en la economía, el comercio, la banca, el turismo, el transporte, en la manera de comprar, en los espectáculos públicos y deportivos, en el modelo educativo, se impondrá la virtualidad y disminuirá la presencialidad, la televisión se fortalecerá y las redes sociales se impondrán como el canal mas efectivo de comunicación a todo nivel.
Las familias se reagruparán y el hogar volverá a tener su significado, vendrá un nuevo baby boom que reemplazara las vidas perdidas y las personas aprenderán lo que es el valor a la vida.
Existe una máxima que dice “después de una gran adversidad viene el equivalente de algo igual o superior”. Esperemos que así sea y que la humanidad entienda que el valor de la vida es el principal activo que poseemos, que la equidad, la justicia, las oportunidades y la solidaridad serán los soportes de este nuevo paradigma que asoma, que los valores, la fe, la hermandad y la familia son los soportes de una nueva vida.
Finalmente ante esta situación que afronta la tierra, tenemos que entender que todos somos iguales, susceptibles a morir, que merecemos un mundo mejor, que la vida siempre vence a la muerte y que el amor supera al odio, que la solidaridad es mejor que el egoísmo. ¡La vida no será igual!