Con este nombre se celebró el 29 congreso de Asocajas, en Cartagena.
A decir verdad, fue un escenario de reflexión muy calificado acerca del estado actual del sistema de seguridad social en Colombia, y del papel que cumplen las cajas de compensación familiar.
Como bien lo dijo la doctora Adriana Guillén Restrepo, en su discurso de instalación del evento, el sistema ha impactado a cerca de 28 millones de colombianos.
Solamente en 2016, 9 millones recibieron beneficios directos.
Estamos hablando, entonces, de un modelo que ha demostrado, a lo largo de los años, sus bondades.
Lo que resulta evidente con su vigencia es que no es una ilusión inalcanzable, sino una realidad, crear valor económico y social a la vez.
En las circunstancias actuales del país, tener presente esta verdad debe convertirse en una inspiración adicional para perseguir el objetivo de crecer económicamente y generar beneficios al conjunto de la sociedad.
Estamos atravesando una etapa en la que, por razones ideológicas mandadas a recoger, algunos pretenden paralizar el país atrapándolo en dilemas inexistentes.
Se dice que hay que escoger entre la economía y la política social, o entre el desarrollo y el cuidado del medio ambiente, o entre la minería y el agua.
Ninguna de esas disyuntivas es real.
Crecer económicamente y tener una agenda social expansiva es posible y necesario.
Como lo es, también, desarrollarse cuidando el medio ambiente, y fomentar la industria extractiva y cuidar el agua.
Lo único que no puede aceptar la nación es que visiones excluyentes, y ancladas en el pasado, le cercenen a la ciudadanía las posibilidades de mejorar sus condiciones de vida.
El congreso de Asocajas fue refrescante porque permitió intercambiar opiniones con plena libertad y sin sesgos limitantes.
De otro lado, hizo posible que los asistentes tuvieran un conocimiento más detallado de la visión que sobre el particular tienen algunos precandidatos a la presidencia de la República.
Vale la pena señalar que todos los temas de interés en el encuentro como, por
ejemplo, la informalidad, los servicios sociales, la sostenibilidad del sistema, los cambios en el mercado laboral, la tasa de personas activas, el desempleo juvenil, el régimen pensional, etc, en la práctica, están todos vinculados al estado de la economía.
Por esa razón, la prioridad debe ser crear las condiciones para que la economía crezca rápidamente.
Para que lo haga a un mínimo del 7% en forma sostenida, toda vez que dicho crecimiento permitirá tener buena política social, erradicar la pobreza, construir equidad y generar empleo.
A fin de conseguirlo se deben dar los siguientes pasos:
- Concertar en detalle con el sector productivo;
- Acabar con la tramitología que obstaculiza el emprendimiento;
- Bajar los impuestos;
- Poner en marcha la “diplomacia para el crecimiento”;
- Combatir integralmente la corrupción;
- Diseñar una estructura tributaria plana, de tasa baja y generalizada, que facilite el recaudo.
De otro lado, es indispensable dedicar todos los esfuerzos que sean necesarios para reconstruir la confianza en el país.
Lo anterior exige poner en marcha, nuevamente, los principios y herramientas de la seguridad democrática, así como cambiar todos los puntos malos del acuerdo Santos-Timochenko, que generan incertidumbre y afectan la seguridad jurídica de los colombianos.
La anhelada ampliación de la cobertura del sistema de seguridad social y el mejoramiento de los servicios sociales será posible en la medida en que la economía crezca, crezca mucho, y en forma sostenida.
Así se evitará la tentación del Gobierno nacional de meter la mano en los recursos del 4%, que es una contribución social, no un impuesto.
El modelo hay que cuidarlo y fortalecerlo, no destruirlo poco a poco.