Trampolín o cadalso
Contra todos los pronósticos el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Sergio Díaz-Granados, promete a pie juntillas que “la meta de este Gobierno es triplicar las exportaciones no mineras”. Pero, cabe preguntarse cómo va a lograr el Ministro semejante hazaña. Él está convencido, contra toda evidencia en contrario, que la varita mágica para alcanzarla son los TLC y por eso anda como un trotamundos por doquier, firmando TLC a diestra y siniestra, sin reparar en las consecuencias que tal insensatez le pueda deparar al país.
Es el caso del TLC con los EE.UU.: entre el 15 de mayo de 2012 y el 31 de marzo de 2013 la facturación al mercado estadounidense ascendió a US$ 6.004 millones, para un incremento de sólo el 3.3%. Entre tanto las importaciones crecieron el 14.6%. El caso de Colombia no es la excepción sino la regla; Perú y Chile, que se han presentado en Colombia como paradigmáticos, han corrido con la misma suerte. Las exportaciones del Perú a EE.UU. en 2012 se incrementaron 10.6% con respecto al 2008, antes de su entrada en vigor, en tanto las importaciones se incrementaron el 51.3% (¡!). Por su parte las exportaciones de Chile entre 2003 - 2012 aunque crecieron 153% las importaciones crecieron cuatro veces más (¡596%!).
Como lo señala muy bien el analista Mauricio Cabrera, “en la década de los noventa el comercio exterior representaba un 30% del PIB, y hoy son el 45%. El ministro del ramo podría estar muy satisfecho con este resultado, salvo por el pequeño detalle de que ha sido una apertura hacia adentro: las exportaciones eran el 16.1% del PIB y ahora son el 16.4%, mientras que las importaciones duplicaron su participación pasando del 15.4% al 29.4% del PIB”.
Pero las dificultades para el sector productivo colombiano no sólo han sido para salir a competir afuera, sino para poder competir en desigualdad de condiciones con la producción y los productores extranjeros que están copando el mercado nacional. Con gran claridad nos explica el exministro José Antonio Ocampo, que “el mayor mito es que los TLC ofrecen de por sí grandes oportunidades de crecer”. A ratos uno piensa, que a diferencia del Quijote que confundía los molinos de viento con gigantes, en este caso se está confundiendo el cadalso con un trampolín.