ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 10 de Noviembre de 2012

El idioma bogotano

 

El idioma,  para los entendidos, es una manifestación a través de la cual se puede conocer o  por lo menos establecer el temperamento y el carácter de un pueblo; de ahí que Ortega y Gasset, que se expresaba en alemán en forma fluida, es decir, dominaba esa difícil lengua como si fuera la propia, el castellano, en una conocida publicación titulada en alemán Glanz und Elend del Übersetzung que en castellano traduce  “Brillo y miseria de la traducción,” en la cual una página está escrita en alemán y la otra en español, sostiene que es imposible hacer una traducción fiel de un idioma por la tesis que sostiene que el idioma es el reflejo de la manera de ser de un pueblo el cual es intraducible.  Esto no significa que no se hayan hecho traducciones maravillosas de uno a varios idiomas, pero la tesis subsistente es que el temperamento no es traducible. El amor en los tiempos del cólera, una de las obras cumbres de García Márquez, a pesar de haber sido traducida a diferentes idiomas, la traducción no transmite la magia de esta obra que obliga a la pareja protagonista a refugiarse de por  vida en un barco en el río Magdalena. Por vía de ejemplo, la poesía romántica del castellano idioma en el cual la Luna es cantada como la encarnación de la feminidad, así como el Sol lo es de la virilidad, es imposible de traducir sin dejar de hacer malabares idiomáticos que pueden  deshacer el sentido que el poeta les da a sus versos.

Así como si un idioma, pero particularmente el español que es común a prácticamente todos los países de América Latina con excepción de Brasil y Haití, a veces es difícil de entender a plenitud de una país a otro y sin ir muy lejos de  una región a otra ¿se podrá un pastuso entender con igual propiedad en su terruño que en la Costa del Caribe?  ¿O un llanero con un guajiro? ¿O un palenquero, en donde se mantienen lenguas africanas, con sus vecinos? Esto desde luego no es factor de división sino más bien de unidad dentro de la diversidad.

Los bogotanos que nos preciamos de usar un español inmaculado no hemos sido inmunes a la dinámica que caracteriza la conducta social, una de cuyas manifestaciones es la manera de hablar. Se le ha hecho un gran aporte a esta dinámica con una publicación en dos tomos auspiciado por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural del Distrito en el cual se recogen las expresiones más usuales en Bogotá sin miramientos a sus genealogías sino al uso de quienes utilizan el idioma para comunicarse entre sí. En ellas está siempre presente aquel sentido del humor del bogotano que dice las cosas aparentemente sin quererlas decir, o mejor insinuándolas a través de gracejos a veces de difícil interpretación en primera instancia, que deja pensando a quien los oye hasta que los descifra. Bogotálogo es una publicación rica en investigación que tiene la gran virtud para el lector, que en cualquier página que la abra tendrá lectura amena e instructiva. Debe estar en la biblioteca de toda persona culta.