ALFONSO ORDUZ DUARTE | El Nuevo Siglo
Sábado, 13 de Octubre de 2012

Otra vez los ferrocarriles

 

El tema de los ferrocarriles es uno de aquellos en los cuales se ocupa el Gobierno a través de las agencias especializadas, sin que de verdad se vea una verdadera vocación de tomar determinaciones coherentes.

Nuestro país ha estado vinculado a este medio de transporte desde mediados del siglo XIX cuando construyó por allá en 1850 se dice, el primer ferrocarril en América Latina en Panamá cuando formaba parte de nuestro territorio patrio, hasta 1961 cuando se dio al servicio el Ferrocarril del Atlántico que se hizo para a través de esta arteria articular todo el sistema férreo que se había construido por tramos aislados. Funcionó bien hasta cuando a partir de separar el riel de la rueda, como dicen los expertos en estos temas. En otras palabras se dispuso que una entidad que sería la encargada de mantener y construir las vías para ponerlas a disposición de quien con su propio equipo y organización quisiera transitar sobre ellas. Ese fue el principio del fin de nuestros ferrocarriles, construidos y utilizados con tanto esfuerzo de la Nación durante prácticamente 150 años. Y ahí estamos, sin ferrocarriles y perplejos pensando qué podemos hacer.

 

Hay anuncios de rehabilitación y puesta en marcha de algunos sectores como en el occidente colombiano en donde se ha sabido que se inauguró un servicio del cual no se ha vuelto a saber cosa alguna. Además de vías transitables se necesita equipo de tracción y rodante, vale decir locomotoras y carros de carga en buen estado para que puedan prestar un servicio eficiente y remunerativo tanto para los usuarios como para los empresarios.  Lo que hubo en la época de oro de los ferrocarriles fue totalmente desmantelado. Que se sepa el único tramo dedicado exclusivamente al transporte de carbón está al norte del país; le está generando significativos ingresos de divisas a la Nación.

En el afán de reconstituir, mejorar y ampliar el sistema férreo nacional, hay propuestas positivas que de volverse realidad marcarán en forma decisiva el futuro de este medio de transporte. Se ha dicho que el Brasil a través de inversionistas suyos ha propuesto la construcción del Ferrocarril de El Carare, una iniciativa de la cual se ha venido hablando desde hace más de cien años. No es del caso analizar el trazado propuesto, pero sí las características que se centran en una especificación determinante de la calidad de la vía, de sus costo y de su capacidad de transporte. Se trata del ancho de la trocha, vale decir la distancia entre riel y riel lo cual determina la calidad del equipo  y  la velocidad de marcha. Para determinar esta especificación, el ancho de la trocha, el Gobierno ha recibido asesorías que le indican que la aconsejable es la llamada trocha estándar de 1,435 mts., utilizada en muchas partes del mundo, en contraste de la que tienen nuestros ferrocarriles que es de una yarda. Pero lo incomprensible es que el Gobierno a través de la ANI se propone reparar la vía del ferrocarril haciendo caso omiso de sus asesores. Si el propósito de establecer la trocha estándar es serio, debería comenzarse su implantación de una vez y no malbaratar recursos en obras que serían desechadas en el futuro.