ALBERTO MEDINA MÉNDEZ | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Mayo de 2014

Rechazo a lo evidente

 

El debate político siempre es apasionado. Cada uno defiende las ideasen las que cree e intenta construir argumentos que puedan contribuir a mantener la supremacía de una visión por sobre otra. No está mal que cada personadecida creer en lo que considera óptimo y utilice justificaciones diferentes, aspectos distintos, ángulos originales para de algún modo sostener los pilares de sus convicciones. Lo que no resulta razonable es refutar la realidad con falacias, recurriendo a ataques personales o cualquier otro recurso dialéctico que posibilite eludir las cuestiones de fondo.
Los países que progresan, los que avanzan, los que se han desarrollado, inclusive pese a las adversidades, los que han generado un crecimiento de los ingresos de sus ciudadanos, esos que también mejoraron su calidad de vida con más educación y salud, tienen políticas que los  caracterizan.

Naciones que brindanseguridad jurídica a los capitales, son economías abiertas que no proponen normas hostiles a los inversores que quieren ingresar al país para aprovechar las potencialidades que ofrece, ni tampoco plantean excesivas barreras al intercambio comercial con otros países. Se trata de comerciar, hacerlo con todos, por eso tienen tratados de libre comercio con el que quiera firmarlos. Han hecho un culto de la integración y se han esforzado en esa dirección. Saben que para exportar hay que importar, comprenden la dinámica del comercio internacional y entonces apuestan a incrementar los niveles de transacciones sin temer a los circunstanciales desbalances que tanto asustan a ciertos dirigentes políticos. Se respeta el derecho a la propiedad privada, se confía en la potencia creadora de la iniciativa de los individuos. Ellos ya aprendieron que el Estado no produce riqueza y los privados lo hacen de modo constante. Allí no existen impuestos confiscatorios ni abruptas modificaciones en materia tributaria. Un Estado obeso, costoso y poco ágil no puede garantizar resultados y ser el aliado necesario para crecer. En estos países las instituciones son fuertes y estables.

Del otro lado del mostrador, están los dictadores, los regímenes represivos que anulan la creatividad humana, que desprecian a las personas priorizando los derechos colectivos por sobre los individuales. Esos sistemas ya demostraron lo que pueden lograr, solo sociedades oprimidas, sin libertades y unos patéticos resultados económicos siempre justificados sobre la leyenda de la conspiración internacional, sin reconocer que fracasaron porque sus ideas no encajan en una sociedad civilizada.
Es posible entender que se tengan creencias y raíces ideológicas muy arraigadas, lo que es difícil de  comprender es la actitud de los que tienen esta sospechosa tendencia al sistemático rechazo a lo evidente
albertomedinamendez@gmail.com