El jamaicano Usain Bolt, que conservó su título de 100 metros con un tiempo de 9.63 segundos, segunda mejor marca de la historia tras los 9.58 que logró en el Mundial de Berlín en 2009, es, a los 25 años, el mejor velocista de la historia por su palmarés.
Pero si entramos en el terreno de las comparaciones, siempre hay que tener en cuenta las diferencias entre las épocas. Un ejemplo es el estadounidense Bob Hayes, campeón olímpico en la pista de ceniza en Tokio-1964, que probablemente tenía mayor potencia que Bolt.
Al haber conservado el título de campeón olímpico, el jamaicano ya ha igualado al estadounidense Carl Lewis, vencedor en Los Ángeles-1984 y Seúl-1988, como único velocista capaz de reeditar la medalla olímpica en los 100 metros.
Pero habría que recordar que el 'Hijo del viento' logró su título después de que el canadiense Ben Johnson diera positivo en un control antidopaje y fuera descalificado.
Como gran favorito, Bolt también tiene en sus manos renovar la corona de los 200 metros que logró en Pekín-2008, lo que daría al palmarés del gigante jamaicano un punto extra con respecto al de Lewis, que después de ganar esta prueba en Los Ángles-1984, no logró repetir cuatro años más tarde.
Lo que distancia a Bolt de sus competidores es, sin duda, su morfología (1,95 metros y 94 kilos), una excepción en un siglo de atletismo.
Sin embargo, a pesar de su tamaño, combina su amplia zancada (2,75 metros) con una frecuencia inusual para un tipo de esas dimensiones, siendo esta relación el factor determinante en su dominio.
En la final de Londres completó el hectómetro en 41 zancadas, a diferencia de su compatriota y segundo clasificado Yohan Blake, que lo hizo en 43.
Cuando se habla de Bolt inmediatamente surgen estudios desde varias partes del mundo que analizan el rendimiento de esta fuerza de la naturaleza y que coinciden en su mayoría en señalar que puede correr aún más rápido tanto en 100 metros como en 200, donde la clave estaría en mejorar su resistencia en el esfuerzo prolongado.
Su entrenador, Glen Mills, coincide en este pronóstico y asegura que depende de dos condiciones: que a Bolt le respeten los problemas físicos y que sea capaz de dedicarse completamente al deporte.
A pesar del impacto de Bolt en los últimos cuatro años, algunos veteranos observadores siguen considerando al estadounidense Bob Hayes, conocido como el toro de Jacksonville, el más grande, recalcando que no se puede comparar una pista de ceniza como la de Tokio-1964 con las superficies sintéticas rapídisimas de Pekín, Berlín y Londres, los tres escenarios donde el jamaicano ha construido su leyenda.
Estiman en 25 centésimas la diferencia que puede haber entre la antigua superificie y la actual.
Otro aspecto que ha evolucionado es el profesionalismo del deporte. Atrás han quedado los días en los que la élite del atletismo, entonces amateur, era un breve paréntesis de juventud para los deportistas.
Como ejemplo está la trayectoria de Hayes, doble campeón olímpico a la edad de 21 años, y que después se pasó al profesionalismo en el fútbol americano, ganando incluso la Super Bowl en 1971 con los Dallas Cowboys.
Un factor que hay que tener en cuenta en la carrera de Bolt del domingo es la competencia.
Hace cuatro años en Pekín-2008 Bolt ganó, rompió el récord mundial y además se divirtió. En Londres, compitiendo con los otros tres hombres más rápidos de la historia, no había espacio para las bromas y se vio a un atleta más concentrado, que tiró al máximo hasta el final de la carrera.
Hasta ahora tiene un margen con sus rivales pero se ha reducido y su amigo Blake, de 22 años, no está tan lejos y puede alcanzarlo en los próximos años.
Jugando a predecir el futuro, el atleta de los próximos años podría tener la amplitud de zancada de Bolt y la frecuencia de Blake.
"No es imposible si se considera que la altura media aumenta cada vez más, aunque menos rápido que en los últimos decenios", señaló un especialista en genética.