Retroceso de 0,1% en economía de Brasil por clima extremo | El Nuevo Siglo
SE COMPLICA el panorama para el Gobierno de Jair Bolsonaro con una economía maltrecha. /AFP
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Jueves, 2 de Diciembre de 2021
Redacción Economía

La economía de Brasil entró en recesión, al registrar un retroceso de 0,1% en el tercer trimestre de 2021, el segundo con resultado negativo, impactado por la baja en la actividad agropecuaria, informó el instituto oficial de estadísticas (IBGE).

En el segundo trimestre, el PIB fue revisado a -0,4% (desde una caída de 0,1%) sobre los tres meses previos. La economía brasileña frenó en ese periodo la recuperación iniciada en el tercer trimestre de 2020 tras el desplome causado por la pandemia de coronavirus.

En relación con el tercer trimestre de 2020, la mayor economía latinoamericana creció 4% entre julio y septiembre últimos, según los datos oficiales.

Entre enero y septiembre, el PIB se expandió 5,7% contra igual período del año pasado, según el instituto estadístico.

"En el tercer trimestre, el PIB varió -0,1% frente al trimestre anterior (...) La actividad agropecuaria cayó 8,0%, la industria se mantuvo estable (0,0%) y los servicios subieron 1,1%", informó el IBGE en un comunicado.

El mercado estimaba un resultado entre 0,3% y -0,6% en el 3T, según el diario económico Valor.

El avance en servicios refleja una mejora en la situación sanitaria en el país, donde más del 60% de la población está totalmente vacunada, apuntaron analistas. Aunque la nueva variante de coronavirus ómicron, con tres casos confirmados en Brasil, podría condicionar el desempeño económico hacia adelante.

Sequía

La economía se vio afectada por la débil actividad agropecuaria debido al fin de la zafra de la soja, que se concentra en el primer semestre; y las caídas en los cultivos de café (-22,4%), algodón (-17,5%) y maíz (-16,0%), entre otros, con respecto a igual periodo de 2020.

"La caída es atribuible a la sequía, la crisis hídrica, porque hubo pérdidas de cosechas y la producción de granos cedió bastante", dijo Alex Agostini, de la consultora Austin Rating.

Para Fabio Astrauskas, economista y socio director de la consultora Siegen, el dato del tercer trimestre "no tuvo sorpresas y refuerza la tendencia de desaceleración de la economía desde mediados de junio".

"Los factores que frenan la retomada del crecimiento permanecen en escenario, como la alta inflación y la subida de tasas de interés junto al alto nivel de desempleo", indicó.

La inflación acumuló 10,67% en 12 meses a octubre y 8,24% en lo que va del año. Y el desempleo continuó alto, en 12,6% en el período julio-septiembre.

El resultado económico del tercer trimestre tuvo, además, el impacto de la subida del dólar y del incierto panorama fiscal vinculado a la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC), iniciativa impulsada por el Gobierno que prevé elevar el gasto público, y cuya votación se espera para este jueves en el Senado.

El escenario internacional, agregó Astrauskas, "continuó siendo negativo, con un desequilibrio en la cadena de suministros y el impacto negativo del petróleo y otras commodities".



Perspectivas

La expectativa del mercado es de una expansión económica del 4,78% este año, según el último relevamiento Focus del Banco Central, debajo del 5,3% esperado en julio. En 2020, cuando la pandemia golpeó de lleno a la economía, el PIB cayó 4,1%.

La calificadora de riesgo S&P Global Ratings espera un crecimiento anual del 4,3%. Y un desempeño pobre en el mediano plazo.

"La combinación de un ajuste monetario reciente por parte del Banco Central, la elección nacional en el horizonte y preocupaciones de los inversores sobre la política fiscal en el largo plazo contraerán el consumo y la inversión en 2022, resultando en un crecimiento del PIB por debajo del 1%", analizó S&P Global Ratings.

El incremento de tasas de interés, que el Banco Central implementa sin pausa desde marzo, impactará en el crecimiento económico. Las expectativas sobre el PIB para 2022, cuando el presidente Jair Bolsonaro buscará la reelección, cayeron en torno a 0,58%, según la encuesta Focus.

La semana próxima sostendrá su última reunión del año el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central, que anticipó una nueva subida en la tasa Selic de al menos 1,5 puntos porcentuales. Así, la tasa ubicada en 7,75% escalaría hasta 9,25%.

De otro lado, en sus últimas previsiones el Fondo Monetario Internacional (FMI) consideró que las perspectivas económicas de Brasil son inciertas.

“La incertidumbre en torno a las perspectivas es excepcionalmente alta, pero los riesgos para el crecimiento se consideran, en general, equilibrados”, escribió el organismo.

La depreciación del real frente al dólar, el incremento en los precios de las materias primas, que presionan la inflación, y el rezago en la recuperación del mercado laboral son los riesgos que el organismo ve para la economía de la potencia suramericana.

Particularmente, las presiones inflacionarias son un asunto de preocupación global, debido a los incrementos en los precios del transporte y de metales y minerales necesarios para las industrias. Esas subidas terminan impactando el bolsillo del consumidor final.

Actualmente, la inflación de Brasil acumula máximos de 5,67% en lo que va de 2021 y de 9,68% en los últimos 12 meses. Sobre la inflación, el FMI prevé que esta llegará al rango objetivo para finales de 2022.

Justamente, otras instancias internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han llamado la atención sobre el papel de la inflación en economías de mercados emergentes.

“Las transferencias de efectivo de emergencia eventualmente expirarán y, en ausencia de un fortalecimiento permanente de la red de seguridad social, la pobreza y la desigualdad podrían agudizarse”, escribió el FMI.

El Fondo considera que el PIB de Brasil crecerá 5,3% en 2021, ve que el mercado laboral está mejorando y percibe señales positivas en el ahorro de los hogares. La deuda pública sería del 92% del Producto Interno Bruto (PIB) para cierre de año, después de ubicarse en el alarmante 99% del PIB previamente.

El desempleo

Por otra parte, el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) reportó que la tasa de desempleo trimestral en Brasil se redujo en 1,4 puntos porcentuales con respecto a junio y llegó a 12,6%.

De acuerdo con el IBGE, esto significa que en el país ya hay 93 millones de ocupados, un crecimiento de 4% con respecto al segundo trimestre del año. La entidad también destacó que en el trimestre aumentó la tasa de población económicamente activa de 52,4% a 54,1%.

Sin embargo, la informalidad laboral en el país llegó al 54% de los trabajadores. En este segmento, el mayor crecimiento se dio en los empleados del sector privado sin contrato laboral, que llegaron al 10,2% y totalizaron 11,7 millones de trabajadores.

El IBGE reportó además que el número de trabajadores por cuenta propia se elevó y llegó a 3,3%, con un total de 25,5 millones en esta categoría, el reporte más alto del que se tenga registro.



Un giro en las finanzas

Brasil ha dado un giro en el manejo de las finanzas públicas. El Gobierno anunció que dejará a un lado el plan de control del gasto fiscal, un programa que había mantenido políticas de austeridad para sostener la estabilidad económica del Ejecutivo, especialmente en el momento de la crisis generado por el covid-19.

El ministro de Economía, Paulo Guedes, trazó un proyecto para superar el techo de deuda en 30 mil millones de reales (US$5.400 millones), fondos que pretende utilizar para financiar un programa de ayudas sociales y pagar deudas del Estado.

Incluso, las determinaciones en materia de gasto fiscal llevaron a la salida de cuatro personas del Ministerio de Economía, entre ellas el secretario especial del Tesoro y Presupuesto, Bruno Funchal, y el del Tesoro Nacional, Jéferson Bittencourt.

No obstante, Paulo Guedes se mantendrá en el cargo. “El Presidente de la República y el Ministro de Economía reforzaron su compromiso con las leyes tributarias brasileñas y negaron informes de prensa sobre la salida del ministro”, detalló un comunicado oficial del Palacio de Planalto.

La posibilidad de que Brasil abandone las políticas de control del gasto fiscal generó una alerta en los mercados.