Críticos indicadores de pérdida de biodiversidad en América Latina | El Nuevo Siglo
@Fernando Trujillo
Viernes, 14 de Octubre de 2022
Redacción Medio Ambiente

La velocidad y la escala del impacto negativo de las actividades humanas en la naturaleza se manifiesta en el descenso del 69% (promedio) en la abundancia poblacional de mamíferos, reptiles, aves, peces y anfibios de todo el mundo, advierte la edición 2022 del Informe Planeta Vivo. La publicación bianual de WWF reafirma a Latinoamérica y el Caribe, una de las regiones más biodiversas del planeta, como la de mayor declive, con una disminución de 94% en las poblaciones monitoreadas.

El Informe refleja el crítico estado de la biodiversidad y urge a los gobiernos, las empresas y al público a tomar medidas transformadoras que reviertan su destrucción. Asimismo, subraya que el mundo enfrenta una doble emergencia inducida por el hombre, la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad.

Monitorea a casi 32,000 poblaciones de 5,230 especies del planeta y es el diagnóstico más exhaustivo que WWF ha hecho hasta el momento del estado de las poblaciones silvestres de vertebrados a nivel mundial.

En cuanto a especies, las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Por ejemplo, una de las poblaciones del delfín rosado del Amazonas (Inia geoffrensis) evaluadas en el informe, sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.

La mitad de los corales del planeta se ha perdido y ello desencadena un impacto negativo múltiple, pues albergan a un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos. Además, la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71% en los últimos cincuenta años.

Los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras. El informe insiste en que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores. Los 89 autores que participaron en la redacción del texto piden a los responsables políticos que transformen las economías para que los recursos naturales se valoren adecuadamente.



Zonas prioritarias

El informe detalla que las tendencias de abundancia de fauna silvestre varían según regiones, siendo las tropicales las que afrontan un mayor declive. Asimismo, las nuevas técnicas de análisis cartográfico sugieren que hay zonas que tienen una alta probabilidad de impacto en la vida silvestre por amenazas como la agricultura o la tala y por su alta riqueza en especies. El promedio de disminución para las poblaciones de vertebrados de América Latina y el Caribe que el índice monitorea alcanza 94% con respecto a las cifras de 1970.

La deforestación en las zonas tropicales genera emisiones de carbono y conduce a climas locales más cálidos y secos, incrementando la cantidad de sequías y de incendios y, dependiendo de su magnitud, reduce las precipitaciones y modifica sus patrones globales. Esto es perjudicial para el clima, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas a nivel global. La contribución de los bosques a la seguridad alimentaria y nutrición exige una mayor atención en políticas forestales, pues su deterioro se traducirá en una reducción de la productividad agrícola.

En ese sentido, se identifican diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos y algunas están en América Latina: la cuenca del Amazonas (que está constituida por todos los ríos que drenan al río Amazonas); el bosque Atlántico (ubicado en Brasil, Argentina y Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica. También se incluye en estas áreas prioritarias al Himalaya, el sudeste asiático, la costa oriental de Australia, el bosque seco de Madagascar, el Rift Albertino, las montañas del Arco Oriental en el este de África y los bosques guineanos del oeste de África.

Países como Colombia, que es el segundo más biodiverso del mundo y que a la vez enfrenta graves amenazas como la deforestación, son prioritarios para detener la pérdida de naturaleza.

El informe destaca la situación en la Amazonia, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, cuya cuenca se encuentra degradada en un 17% y el otro 17% del bioma está degradado. La ciencia ha establecido que el punto de no retorno está en el umbral de entre 20 y 25 % de deforestación y degradación forestal combinadas y los datos muestran que el 26 % de la Amazonia se encuentra en estado de perturbación avanzada, lo cual supone degradación de los bosques, incendios recurrentes y deforestación, justamente lo que estamos viviendo actualmente en la región.

El informe, además, advierte que, en ocho años este bioma, tal y como lo conocemos, puede haber desaparecido, lo que traería repercusiones devastadoras en el ámbito local e implicaciones negativas para la estabilidad climática del planeta, pues almacena entre 150 y 200,000 millones de toneladas de carbono. En Colombia, la deforestación es la actividad que genera casi el 40% de las emisiones de carbono, y según cifras del IDEAM, un 64% de ella se concentra en departamentos amazónicos.