A -16,5% llegaría retroceso de economía: Emisor | El Nuevo Siglo
Foto: Archivo El Nuevo Siglo
Miércoles, 5 de Agosto de 2020
Redacción Economía

Los efectos de las medidas para enfrentar el Covid-19, tuvieron mayor impacto en el segundo trimestre de este año y por lo tanto, el PIB pudo haber retrocedido 16,5%. Así lo estima el Banco de la República, al hacer un análisis de la situación económica del país en su informe sobre política monetaria.

Indica el Emisor que “el equipo técnico estima que en 2020 se registraría una profunda recesión económica y que en 2021 se daría alguna recuperación, ambas de magnitudes bastante inciertas. En 2020, el decrecimiento económico estaría alrededor del -8,5%, en un rango entre el -10% y -6%, y para 2021 cercano al 4,1%, con un intervalo entre el 3% y 8%”.

Sostiene en su reporte  que “durante el segundo trimestre, el desempeño de los diferentes sectores productivos de la economía habría dependido del grado en que fueron afectados por las medidas de aislamiento preventivo obligatorio. Los sectores de actividades artísticas, entretenimiento y recreación, comercio, reparación, transporte y alojamiento, y construcción habrían sido los más afectados”.

En actividades artísticas se estima una contracción superior al 60% y para los últimos dos, impactos sustanciales en transporte y almacenamiento, alojamiento y servicios de comida, así como en construcción de edificaciones. Por el contrario, el sector de administración pública, educación y salud habría sido una de las pocas ramas que registraría una variación anual positiva, como reflejo del esfuerzo gubernamental en la mitigación de los efectos de la pandemia.

La demanda

Considera el Emisor que por el lado de la demanda tampoco se estima un impacto homogéneo de los choques en el segundo trimestre. En este periodo, el consumo privado habría presentado una contracción importante en términos trimestrales y anuales, aunque menor que la de los otros rubros principales del gasto.

Para los componentes de este rubro se estima que el consumo de bienes durables, semidurables y servicios se contrajo fuertemente, a la vez que la recomposición del gasto de los hogares en favor del consumo no durable que se dio al final del primer trimestre se habría mantenido en el segundo, aunque con alguna moderación.

Se prevé, además, que el consumo público se habría expandido a tasas anuales elevadas. Por el lado de la inversión, la caída habría estado en el orden de los dos dígitos. Los segmentos de vivienda, maquinaria y equipo habrían sido los más golpeados; sin embargo, aunque la inversión en obras civiles se habría visto afectada en algún grado durante el segundo trimestre, su reducción sería menor que las de los otros subcomponentes. Con lo anterior, la demanda interna habría registrado su mayor contracción anual desde 1999.

Señala el reporte que el efecto más fuerte de la pandemia y la caída de los precios del petróleo se habría dado sobre las exportaciones, como lo sugieren las cifras a mayo, tanto las de bienes básicos -carbón y petróleo- como las no tradicionales y de servicios, esto último, dado el cierre de las actividades de turismo.

Recuperación

Asimismo, el Banco de la República sostiene en su informe que “la velocidad a la cual la economía se recupere y el momento en el que alcance sus niveles de actividad previos al choque de la pandemia son altamente inciertos. Esto dependerá principalmente de la evolución de la situación sanitaria, tanto en el país como en el resto del mundo, así como de las medidas que se tomen para enfrentarla y de las consecuencias de largo plazo que se puedan generar”.

Así, en este escenario se prevé una reactivación económica gradual, que sería consecuencia de la apertura paulatina de las actividades económicas, la cual se completaría a finales de septiembre. De la misma forma, supone la recuperación de la confianza de los consumidores e inversionistas y tiene en cuenta el impacto positivo de las medidas fiscales y monetarias adoptadas hasta la fecha”.

Con estas  previsiones, el crecimiento de la segunda mitad del año estaría jalonado tanto por el consumo privado como por el público, este último gracias a que se mantendría un importante esfuerzo fiscal. Pese a ello, se anticipa que la recuperación del consumo privado en el horizonte de pronóstico sea lenta, sobre todo en segmentos como el de servicios, donde las medidas de aislamiento social han sido más estrictas.