¿Una luz de esperanza? | El Nuevo Siglo
Viernes, 19 de Febrero de 2021
  • Drasticidad de la pandemia empieza a disminuir
  • Vacunación se demora y urge no bajar la guardia

 

Si bien es cierto que el porcentaje de población mundial vacunada contra el covid-19 aún es muy bajo, no se puede negar que en la cruzada global contra la pandemia ya se está viendo una especie de luz al final del túnel. Sin embargo, la amenaza continúa siendo muy grave.

Cerca de alcanzar los 2,5 millones de muertes desde comienzos del año pasado, tras la aparición del virus en China, los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) coinciden en que el volumen de contagios, que ya están por encima de los 110 millones, empezó a declinar lenta pero sostenidamente en las últimas cuatro semanas. Esa baja de los índices de morbilidad y mortalidad se siente, incluso, en los países con mayor cantidad de decesos, es decir Estados Unidos, Brasil, México, India y Reino Unido.

A ello se suma que el viernes pasado se confirmó en Europa que, por primera vez desde septiembre, el número de nuevos casos reportados en una semana fue inferior a un millón. Es la quinta semana consecutiva de reducción de la curva epidemiológica y la tercera en cuanto a número de muertes. Sobre América Latina y el Caribe, la última actualización epidemiológica de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) alertaba días atrás sobre un aumento de 14% de casos y el mismo porcentaje en defunciones entre el 15 de enero y el 8 de febrero. Sin embargo, esos registros fueron inferiores a los observados entre el 11 de diciembre 2020 y la primera quincena de 2021. En los últimos días la tendencia gradual a la baja se estaría manteniendo.

La vacunación, como se dijo, avanza lentamente y continúa muy focalizada. De hecho esta semana el Secretario General de la ONU advirtió ante el Consejo de Seguridad que más de 130 países no habían recibido una sola dosis de los biológicos y denunció que el 75% de las inmunizaciones aplicadas hasta el momento se habían concentrado en tan sólo diez naciones, todas ellas desarrolladas. En ese orden de ideas, urgió multiplicar no solo la producción de biológicos sino su distribución a nivel global, partiendo de la tesis básica pero contundente de que una pandemia no respeta fronteras por más que se implementen medidas de control limítrofe o ‘pasaportes sanitarios’.

Precisamente por ello ha tomado creciente eco el llamado a que se active un mecanismo más efectivo para un acceso equitativo a las vacunas. Esta cruzada, poco a poco, parece abrirse camino, sobre todo a través del mecanismo Covax, de la OMS, que aspira a distribuir más de dos mil millones de dosis en todo el planeta, a partir de marzo próximo. Esta es la estrategia más realista y funcional, al ser claro que la campaña planetaria para que se anulen las patentes de las distintas vacunas y se comparta su fórmula a nivel global de forma gratuita, no progresará. Lo máximo que se logró en este frente es que los principales laboratorios de vacunas sintieron la presión de los gobiernos y las amenazas de demandas, y maniobraron para aumentar e incluso duplicar su producción.

No menos importante resultó que en el cónclave del G7, que reúne a las principales potencias mundiales, se anunció que doblarán a 7.500 millones de dólares su apoyo colectivo a la campaña de vacunación global. Aquí el más beneficiado sería el mecanismo Covax.

Por otra parte, las variantes del covid-19 continúan generando preocupación, sobre todo porque cada día es mayor el número de países que confirma la detección de alguna de las tres cepas: británica, sudafricana y brasileña. Ahora, genera un halo de esperanza que los laboratorios que ya tienen vacunas aprobadas por las agencias de vigilancia de Estados Unidos y Europa señalan que sus respectivos biológicos tienen, en general, un alto grado de efectividad contra estas variaciones del coronavirus. Sin embargo, la propia OMS ha advertido que todavía falta por investigar la evolución epidemiológica de estas cepas y por qué algunas de ellas parecieran ser más contagiosas que el virus primario.

En este aspecto, también resulta clave lo advertido por la OMS, la OPS y todas las autoridades sanitarias nacionales en torno a que urge evitar el relajamiento de las medidas de bioseguridad por parte de la población, que tiende a despreocuparse confiada en la baja de contagios y muertes de las últimas semanas así como en el inicio de la vacunación masiva. Es imperativo que el uso del tapabocas, el lavado de manos permanente y el distanciamiento social continúen aplicándose estrictamente, incluso por parte de los vacunados. No se puede perder de vista que hay países en Europa y otras latitudes que siguen aplicando cuarentenas y otro tipo de restricciones. Igual no está descartada una tercera ola global del virus.

Como se ve, el mundo está tomando un respiro después de catorce meses muy complicados. Pero no hay que llamarse a engaños: la pandemia continúa siendo una amenaza de primer orden, cobrando miles de vidas al día en todo el planeta y los cálculos más optimistas sobre la vacunación de la mayoría de la población se proyectan a mediados del próximo año. El combate contra el covid-19 continúa y no hay lugar a tregua alguna.