La científica española Margarita Salas, promotora de una patente que cambió la manera de trabajar con el ADN en oncología, falleció este jueves en Madrid a los 80 años, anunció la institución científica con la que seguía colaborando.
La bioquímica Margarita Salas fue discípula de Severo Ochoa, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1959, y seguía investigando para el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), un organismo público español.
Salas se destacó como la creadora de una patente que permite amplificar el ADN "de manera sencilla, rápida y fiable", destacó el CSIC en un comunicado.
Su hallazgo parte del descubrimiento de una enzima del virus phi29. Dicha enzima recibe el nombre de polimerasa, es un elemento clave del ADN y permite amplificarlo para leerlo mejor y obtener más información de él.
El pasado junio en Viena, al recibir el Premio Inventor Europeo, concedido por la Oficina europea de patentes y marcas, ella misma explicaba la utilidad de esta patente en el análisis genético, forense y paleontológico.
"Cuando uno tiene cantidades pequeñas de ADN, como un pelo hallado en un crimen o unos restos arqueológicos, esta ADN polimerasa amplifica millones de veces el ADN para poder ser analizado, secuenciado y estudiado", dijo.
En la investigación sobre el cáncer, la técnica desarrollada por Salas permite ampliar y estudiar en detalle pequeñas poblaciones de células, susceptibles de derivar en tumores.
La patente ha sido la más rentable en la historia del CSIC, que la describió como "una de las mayores científicas españolas del siglo XX".
El astronauta Pedro Duque, ministro español de Ciencia, la presentó a su vez como "una de las científicas españolas más brillantes de la historia" y "una mujer pionera", fundamental en los avances de biología molecular "que han propiciado el progreso de la humanidad".
Margarita Salas, originaria de Asturias, era también integrante de la Real Academia Española de la lengua (RAE), y fue merecedora de numerosos premios, entre ellos el Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal (1999) o la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (2003).
Se doctoró en bioquímica en 1963 por la Universidad Complutense de Madrid, y luego trabajó tres años con el español Severo Ocha en la Universidad de Nueva York.
A su regreso a España creó el primer grupo de investigación en genética molecular del país, en 1967 en el CSIC.