Por: Mario F. Hurtado (*)
Especial para EL NUEVO SIGLO
QUIZÁ uno de los peores inventos del ser humano ha sido procesar el petróleo para convertirlo en plástico. Si bien revolucionó la industria con miles de empaques, medio para preservar y transportar alimentos, transportar agua y desarrollar cientos de productos, es sin duda uno de los materiales más contaminantes y dañinos para la Tierra, al no biodegradarse y en este momento es uno de los grandes contaminantes del océano. Son comunes las imágenes de ballenas y grandes peces muertos por contener grandes cantidades de plástico ingerido dentro de su cuerpo.
Se han hecho campañas para recudir su consumo, por ejemplo, el impuesto por el uso de bolsas plásticas, pero la producción en masa hace que sea imposible. Por eso, da alegría saber que algo tan peligroso puede utilizarse para transformar la sociedad. Eso está ocurriendo en Ghana, un país ubicado en el golfo de Guinea, en África, y además, con ingenio colombiano, a través de una empresa que se llama Conceptos Plásticos. Ellos encontraron una forma para procesar el plástico recolectado y convertirlo en ladrillos o bloques.
La empresa de origen solidario trabaja con los recicladores del país y les recibe todo el plástico, después tienen una tecnología que convierte ese plástico en piezas de construcción: vigas, bloques, ladrillos y como en una especie de lego, el material sirve para construir lo que venga en mente.
Un reflejo de la dura realidad africana
África es el continente más rezagado en educación del planeta. Los niveles de analfabetismo son los más altos del mundo y faltan miles de escuelas. En 1962, cuando el país se independizó del Reino Unido, el nuevo Ministro de Educación le dio una entrevista al cronista polaco Ryszard Kapuscinski, misma que aparece en su libro Ébano. En esta afirmaba que el camino para el desarrollo de Ghana era la educación y que ahora que eran dueños de su destino tenían la oportunidad del progreso. Sin embargo, las buenas intenciones murieron, las guerras étnicas, la corrupción, la cultura de emplear a los familiares y amigos de forma exclusiva llevó a que el sueño se diluyera en menos de 10 años.
Ghana es uno de los países menos pobres de la región, a pesar de ello en las ciudades pequeñas y en las áreas rurales los estudiantes se hacinan hasta 100 en un salón, el país tiene un déficit elevado de escuelas y aulas. Por eso junto con Unicef se están construyendo aulas de plástico. La empresa colombiana ya los está asesorando para operar una planta de elaboración de ladrillos de plástico en Abijan, la capital económica del país. A 2019 con plástico colombiano se han construido nueve aulas y se planean construir 519 en las cuales estudiarán 25.000 estudiantes, con ello se espera reducir el número de alumnos en algunas regiones a 50. Un número muy elevado todavía, pero una mejora del 50% frente al hacinamiento en el país africano.
En África hay más de 30 naciones en peores condiciones económicas y de cobertura educativa que Ghana. Así que esta es una oportunidad para revolucionar la construcción de colegios con materiales reciclados y de bajo costo.
Según funcionarios del programa, el país necesita 15.000 aulas más, pero este es un inicio para la revolución de la infraestructura educativa con materiales reciclados. Además, en un país con elevado desempleo y un subempleo que llega al 50%, involucrar a los miles de habitantes que viven de recoger basura en las calles, recuperar el venenoso plástico para hacer aulas y mejorar la infraestructura, es una oportunidad digna de imitar por otros países.