Arriesgado, inquieto y enamorado del agua. Así es Juan Martín Vélez Gutiérrez, la joven promesa del esquí náutico, en la modalidad del wakeboard y quien antes de dedicarse a esta disciplina exploró por el fútbol y el tenis.
A sus 20 años tiene claro qué quiere y para dónde va y se sonroja al admitir que es el ídolo de muchos pequeños, aunque prefiere que lo vean como un amigo.
Desde muy pequeño, el hijo de Ignacio Vélez y Lina Gutiérrez sintió pasión por el deporte. Primero exploró en el fútbol, estuvo en escuela formándose, en Estados Unidos, pero al radicarse con su familia en Colombia, comenzó a visitar de manera constante el club Campestre Llanogrande y así se inquietó por el tenis y empezó a entrenar.
“Me gustaba mucho, es más, aún me gusta, y por eso empecé a entrenar, alcance a integrar la Selección Antioquia muy pequeño”, dice el joven quien, a los 13 años se lanzó al agua motivado por unos amigos y descubrió que allí era donde mejor se sentía.
Pronto empezó a entrenar, y aunque al principio combinó las dos disciplinas, a los dos o tres años se decidió por completo por el esquí en la modalidad de wakeboard, en la cual sueña con ser, no solo el mejor de Colombia, sino del mundo.
Y es que la felicidad que le produce hacer piruetas y maniobras en el agua no la compara con nada. Por eso, a este joven no le importa sacrificar vida social, fiestas o salidas con los amigos, pues su mejor plan es viajar a Guatapé, su lugar favorito para entrenar.
Cuando su lancha está en óptimas condiciones aprovecha para ir todos los días a entrenar. De lunes a viernes, una sesión, mientras que en el fin de semana mínimo son dos por día, pues como el mismo dice, no hay mejor entrenador que las horas de agua diarias, para mejorar la técnica, preparar nuevos saltos, nuevos giros y crear su propio estilo.
Tal vez es allí en donde está su secreto para sobresalir, en su afán por ser auténtico, por tener su propio estilo. Por eso cada día busca algo nuevo, lleva al agua eso que él llama la gimnasia olímpica en el agua, ese es su estilo, así quiere que lo reconozcan.
El amor y la pasión que siente por estar en el agua lo llevan a siempre explorar, a siempre buscar y a siempre querer algo nuevo.
Actualmente, Juan Martín reparte su tiempo, entre el estudio, sexto semestre de Ingeniería Industrial, en la Escuela de Ingeniería de Antioquia, y sus jornadas de entrenamiento, todo con miras a ser el mejor.
No duda en darles todo el reconocimiento a sus padres, quienes con su apoyo y respaldo le han facilitado el camino, pues siempre cuenta con ellos para todo, ya que en ocasiones no es tan fácil adquirir respaldo económico para competir o entrenar.
Aunque ahora reconoce un avance bastante significativo, gracias a que en Guatapé crearon una escuela y eso está permitiendo que algunos niños y jóvenes puedan tener dónde y con qué entrenar.
Entre sus sueños está el lograr que el Gobierno impulse más su deporte, sabe que debe dar resultados y por eso día a día entrena con más empeño, pues además de darle medallas a Antioquia y al país, espera llamar la atención de empresas para que patrocinen a los más pequeños y así lograr un impulso más grande.
A pesar de lo arrojado y valiente que es en el agua, fuera de ella Juan Martín es algo tímido y se sonroja cuando lo tildan de ídolo. “Quiero ser un buen ejemplo. Por eso trato se comportarme bien dentro y fuera del agua, pero me gusta más ser cercano a los niños, convertirme en tutor, amigo”, dice el deportista, que admira al bicicrosista Carlos Ramírez, medallista olímpico de Río de Janeiro.
“Lo admiro por su constancia y dedicación, porque esas creo son las claves para lograr todo, solo el trabajo diario y constante te convierte en el mejor”, enfatiza el joven, que está ilusionado con hacer parte de la delegación colombiana en los Olímpicos de la Juventud./Coldeportes