El FC Barcelona y el deporte español ofrecieron ayer su último adiós al entrenador Francesc 'Tito' Vilanova, fallecido el viernes, en una solemne y emotiva misa en la catedral de Barcelona a la que asistieron más de 1.500 invitados.
Con la presencia de toda la plantilla del Barcelona, la directiva así como representantes de otras secciones profesionales, la ceremonia cerró un fin de semana de homenajes a Tito Vilanova, fallecido el viernes a los 45 años tras una dura lucha contra un cáncer en la glándula parótida diagnosticado en 2011.
"Os prometemos que desde ahora siempre lo tendremos en el lugar más profundo de nuestro corazón y nunca lo olvidaremos", señaló el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu.
Aunque solo entrenó al equipo durante una temporada, la trágica muerte de Vilanova lo ha convertido en un referente de la entidad. Durante el fin de semana, 53.000 personas pasaron por el espacio de condolencia habilitado por el club en su estadio.
"De todas las cosas que me ha enseñado mi padre la más importante es que la vida es demasiado corta para ser infelices", dijo su hija Carlota, en uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia.
Además de la familia de Vilanova, que ya celebró un funeral íntimo el sábado, y miembros del club, a la ceremonia asistieron representantes de otros clubes del fútbol español y europeo así como numerosos representantes políticos; el presidente catalán Artur Más o el alcalde de Barcelona Xavier Trías.
Coincidiendo con el redoble de las campanas de las 20H00 (18H00 GMT), llegaron la mujer de Vilanova, Montse Chaure, y sus hijos Carlota y Adrià, este último cargando la urna con las cenizas de su padre, que fue incinerado el sábado en su localidad natal, Bellcaire d'Empordà.
"Siempre he admirado tu valentía. Nunca te ha temblado el pulso por nada", lo alabó su amigo y asistente en el banquillo azulgrana, Jordi Roura, quien asumió el mando del equipo cuando Vilanova fue a tratarse durante dos meses a Nueva York. /AFP.