Los dirigentes europeos multiplicaron las declaraciones para infundir confianza la víspera de una reunión del BCE que podría decidir la compra de bonos de países de la Eurozona para bajar las tasas que asfixian a varios de los países más endeudados del bloque.
"La crisis es percibida, erradamente, como una amenaza para la supervivencia de la zona euro", afirmó en Bruselas el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, antes de partir a París para reunirse con el presidente francés, François Hollande.
El presidente de la UE reconoció que existe una "duda existencial sobre la zona euro", pero se declaró "convencido de que se logrará disipar" esas incertidumbres. "Está llevando más tiempo de lo que pensábamos, pero lo lograremos", afirmó.
Y los dirigentes europeos no ocultan que cuentan con el Banco Central Europeo (BCE) para ayudarlos a llegar a ese fin.
Son particularmente esperadas las declaraciones que haga el presidente del BCE, Mario Draghi en la conferencia de prensa que da tradicionalmente al terminar la reunión de los gobernadores de la institución para fijar el nivel de la principal tasa de referencia del bloque.
Prueba de la importancia de esa reunión es la asistencia prevista del jefe del foro del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, que presentará el análisis de los ministros de Finanzas de la zona euro (formada por 17 de los 27 países de la UE).
Los dirigentes europeos, y los inversionistas, esperan que Draghi precise las medidas que cuenta aplicar para bajar el costo de financiación de los países más frágiles, una promesa esbozada hace un mes.
No obstante, los mercados permanecen circunspectos y muchos analistas instaron ya a la prudencia. "No podemos esperar milagros" del BCE. "Nos acercamos a la reunión del BCE de mañana y por esa razón los mercados son volátiles", señaló Paul Donovan, economista del UBS.
"No podemos esperar que el BCE haga milagros, porque sus dirigentes tienen un marco que respetar", sostuvo por su parte el primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, en Tokio, donde se reunió ayer con su homólogo japonés Yoshihiko Noda. Katainen aseguró a Noda que Europa está decidida a apoyar al euro, asumiendo también el discurso tranquilizador que prevalece en Europa en los últimos días.
Van Rompuy afirmó que existe "una verdadera voluntad por parte de los dirigentes de la UE de responder a la naturaleza sistémica de la crisis, de terminar una casa construida a medias".
"He hablado a numerosos dirigentes en los últimos días y semanas y puedo confirmar su voluntad política", recalcó.
Van Rompuy multiplicó en los últimos días las reuniones con dirigentes europeos. La semana pasada lo hizo con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, y el martes con la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel. Después de su visita a París tiene previstos encuentros sucesivos con el jefe del gobierno griego, Antonis Samaras, y con Mario Monti.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, estimó por su parte, en una columna publicada por el periódico económico alemán Handelsblatt, que hay suficiente voluntad política actualmente para salvar al euro.
"Existe en la Unión Europea una voluntad política suficiente de hacer todo lo que es necesario para proteger el euro, porque el futuro de nuestra unión reside también en el futuro de la integración europea", escribió Barroso.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, se mostró también tranquilizador, asegurando ayer que la calma volvería a los mercados, aunque no inmediatamente.
"El año próximo el euro se estabilizará y el nerviosismo se reducirá en los mercados financieros", estimó Schäuble. "Hemos perdido la confianza. Esto va muy rápido. En cambio, recuperar la confianza es mucho más difícil y lleva más tiempo", agregó, estimando que Europa es "compleja y complicada".
El ministro alemán se declaró convencido asimismo de que Grecia, que ya se benefició de dos planes de rescate y vive su quinto año consecutivo de recesión- conservará el euro y que la zona euro mantendrá su actual formato./AFP